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Niños con armas
Niños en pie de guerra. Foto: forodefotos.com.
 

22 de noviembre de 2011 | COLUMNA

Hablemos de una realidad específica - segunda parte de ¿Soñar no cuesta nada?

Por: Víctor Aquiles Jiménez H.

Por un momento los invito a pensar en esos niños que son utilizados y adiestrados para las guerras, esas guerras perversas y macabras donde empuñan armas de fuego, bombas y machetes, que en una edad donde debieran jugar, su diversión es cazar personas y matarlas y esconderse para no caer ellos. Ellos son niños del tercer mundo, de la realidad de países sin futuro, porque quienes pierden a sus niños de esa forma no tendrán futuro.

Esos niños no han leído jamás un cuento, nadie les ha hecho dormir con alguna leyenda, con alguna bella y lejana historia. Lo mismo sucede con países del viejo continente donde soldados niños combaten a soldados niños. Tampoco esos soldados jamás han tomado un libro de cuentos, desde temprano aprendieron a conocer una realidad, combaten y matan por ella. Y aquél joven que se inmola por una creencia con un cinturón de explosivos, ignora que hay otra realidad que se puede cambiar sin destruir, sin morir, pero él no cree en eso, lo ignora, porque jamás ha soñado, le han privado del privilegio de soñar y luchar por los sueños, le han puesto la venda de la ignorancia en los ojos. Y los que le han privado de la colosal visión, son ciegos que no ven nada más que un pedazo de la realidad que les toca vivir y por eso se inmola asesinando sin contemplaciones..., es su realidad, y la nuestra, porque les contemplamos desde lejos con apenas un dejo de asombro.

Quienes entrenan a niños para matar, primero les matan la inocencia y la capacidad de soñar, de imaginar, son niños y niñas castrados desde que les arrancan de los brazos maternos. No saben lo que es un cuento, será difícil restablecerle la ilusión de vivir, de tener altos ideales, de creer en algo superior algún día. Y para que aprendan todo lo bello del universo habrá que educarles con libros, libros de cuentos, de historias mágicas, de leyendas fantásticas, llenas de contenido, enseñanzas... tendrán que conocer el mundo de los ideales, de las leyendas, de la fantasía y de la irrealidad.

Sabemos que desde la realidad misma mientras no hagamos algo aunque parezca estúpido para acabar la cultura de las guerras, las seguiremos teniendo entre nosotros, porque forman parte de nuestro sistema de ver las cosas y de solucionarlas. Y, aunque nos produzcan ascos, temor, dolor, angustia y llanto, las guerras seguirán inalterables. No hay institución, organización humana o poder capaz de acabar con ellas; a menos que las dotemos de un valor añadido como ser utilizar metales nobles en las construcciones de tanques, armas de fuego, etc., balas y proyectiles de oro y platino, granadas llenas de diamantes. Así los pueblos arrasados al recoger los cuerpos y despojos de sus seres queridos podrán al mismo tiempo encontrar algo de valor que compense las pérdidas.

Las naciones se cuidarán de no perder sus blindados de oro, y los soldados cuidarán sus
municiones, de las que la patria les dará algunas solamente para que la defiendan, el resto las
pagarán de sus propios bolsillos, posiblemente esto encarezca las guerras y las haga
finalmente innecesarias.


Datos y apuntes de una realidad

Fuentes: Unesco, Amnistía Internacional, Unicef

En otras épocas, las principales víctimas de la guerra, en principio, eran los soldados, sin embargo,en la última década, se estima en 15 millones el número de niños y niñas muertos en conflictos armados. Otros 4 millones han quedado discapacitados, tullidos, ciegos o han sufrido lesiones cerebrales. Al menos 5 millones se han convertido en refugiados y 12 millones más se han visto desarraigados de sus comunidades. Un número mucho más grande ha sufrido un deterioro de su salud, nutrición y educación como resultado de la destrucción de las cosechas, infraestructuras, centros de salud y escuelas a causa de los conflictos.

FIN DE LA SEGUNDA PARTE


Columnas anteriores

¿Soñar no cuesta nada? - Primera parte

El origen de una aracnofobia

Apuntes sobre el inconsciente: sueños, tincadas, percepciones e intuiciones



 
 
 
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