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31 de octubre de 2011 | SOCIEDAD

Apuntes sobre el inconsciente: sueños, tincadas, percepciones e intuiciones

Por: Víctor Aquiles Jiménez H.

El subconsciente, con el que hizo carrera Freud, ha sido desde siempre consultado a través de los sueños, por sacerdotes, profetas, pitonisos, brujos, y tantos otros dedicados a sondear en el alma, como de nuestros actos inconscientes, de las huellas que vamos dejando de nuestros pasos, con palabras enunciadas, escritas, monosilábicas, interjecciones, gruñidos, etcétera, todo lo que expresa algo; como nuestras huellas dactilares, lo que impregna el alma; lo que ya tiene impresa o de lo que se va a desprender de ella. Los sueños son la verdadera realidad nuestra porque en ellos aparecen nuestros anhelos, miedos y enfermedades, que tendrán la influencia y la sugestión suficiente sobre nuestro raciocinio para marcar la ruta a seguir, errada o no, la seguiremos porque nos guiamos por conceptos formados, por información grabada, por así decirlo, en la memoria. No somos capaces de tomar decisiones importantes sin meditar, y al meditar acudimos al subconsciente o a la intuición. Este proceso sináptico maravilloso del cerebro, en el hermoso y perfecto trabajo que realizan nuestras neuronas para juntarse y en un proceso bioquímico y eléctrico intercambiar información a una velocidad increíble es lo que nos permite tomar decisiones trascendentales, importantes, vitales. Y es así, que a veces tomamos decisiones que jamás hemos pensado y que aparecen en un instante como un chispazo, una "tincada", pero la información por lo general era acertada.

Más de cien mil millones de neuronas que trabajan por nosotros

Yo, personalmente, hago caso a mi subconsciente y creo que nunca yerro, porque sé que cientos de miles (más de cien mil millones) de neuronas trabajan por mí, como las neuronas fusiformes, también llamadas espejos, que van "tomando fotografías", recogiendo información, sonidos, sensaciones y todo lo que captan nuestros sentidos. No estamos conscientes de todo lo que percibimos y grabamos y realiza el cerebro durante toda su vida, y es posible que tengamos información de nuestros padres almacenadas, y los miedos y anhelos de ellos, que imitamos luego, como todo lo que hacemos en vigilia de forma automática.

El tema es tan apasionante como complejo y la neurociencia de la conducta va avanzando en la medida que se profundiza en el mundo ínfimo de las células y su clasificación, para entre otras cosas, eliminar de los genes enfermedades que son un flagelo a la humanidad, y en eso se está. Volviendo al subconsciente, esa maravillosa información que actúa de manera automática en las personas y que les maneja también en situaciones automáticas, si no le hacemos caso podremos perder oportunidades al desaprovechar el segundo con que contamos para tomar una decisión, un apunte, comprar un número de la lotería, decir "te quiero" o cortar una relación que puede ser dañina en el futuro, etc.


Por amor al arte, por amor a la ciencia

Llevo el suficiente tiempo dedicado a estudiar por mi cuenta, sin estipendios, aportes privados, ni becas, esto de la conducta humana, del quehacer antropológico y social, de las costumbres como nacen. La sociología ya me ha explicado algunas cosas muy acertadas, luego la biología también me ha dado respuestas, como ahora la neurociencia, la psicología, filosofía, hipnosis y la política, desde el punto de vista científico, incluyendo el proyecto socialista y capitalista; pero yendo más profundo, viajando más a la mente y al cerebro humano en sí mismo pareciera que hay "órdenes" grabadas en todos los cerebros destinadas a la supervivencia de la especie que se activan por estados de alarmas, en las que nos hacen actuar colectivamente como una persona de manera ordenada y rápida, y, cuando no estamos bajo esos parámetros de tensión y alarma y de supervivencia cada uno retoma su propia autonomía, tanto sea rico o pobre, con la salvedad que los pobres quieren como modelo copiar a los ricos y estos jamás a los pobres, lo que daría como respuesta, que los ricos conocen o intuyen por instinto lo desagradable que es ser pobre y carecer de los medios adecuados para llevar una vida digna o lujosa como la que tienen. Pero esto no es el asunto que tratamos.


El miedo y lo irracional como vía de desarrollo

Para hacer un buen proyecto político colectivo se puede conseguir a través de una educación adecuada y es posible lograrlo desde un punto de raciocinio científico en defensa de la vida, de la dignidad y la libertad. La cohesión que se consigue, tanto en el capitalismo como el socialismo es que se recurre a un parámetro inconsciente del hombre: el miedo, el miedo a carecer de esto y el miedo a perder esto, por eso que ambas doctrinas no se imponen espontáneamente de manera definitiva en la especie humana, porque descansan más en lo irracional que lo racional. En este caso lo racional sería la proyección de una sociedad justa y equilibrada. ¿En qué? En valores ya probados en nuestra escala evolutiva que han servido al desarrollo y a desechar aquellas nocivas. ¿En qué? En las que impiden la convivencia en paz, las que impiden el reparto natural de las riquezas naturales; aunque no sea en partes iguales, pero repartidas... Así de sencillo.

Esa gran conciencia total no existe de por sí, capaz de hacer que todos pensemos igual, porque no hay un diseño colosal inteligente que muestre eso. Somos un inmenso mundo lleno de universos de átomos, eones, planetas y estrellas que nacen y mueren y nada es igual. Nuestros ADN son distintos, entonces un pensamiento total no cabe en el universo de las diferencias que somos.
Pero si somos tan distintos sólo nos queda unirnos por aquellas cosas comunes que son propias para la supervivencia de la especie y luego de eso, dedicarnos a elaborar nuestra única individualidad, nuestra única personalidad, nuestro sueño que nos identifica como persona y nos hace distinto a los demás, aquí y en el universo y donde sea.

Y una idea colectiva de creación artística tampoco es posible, Miguel Ángel es Miguel Ángel, Leonardo da Vinci es Leonardo da Vinci, Cervantes es Cervantes y Shakespeare es Shakespeare. Eso es lo bello, identificarse con la universalidad del arte sin perder nuestra propia identidad y de paso ser parte admiración y comprensión de una gran obra de arte, salida del genio de una sola mente, por lo general una mente apartada del ruido, del tráfago, del bullicio. Y esto es y será así hasta que nuestro cerebro logre la empatía suficiente para que todos pensemos igual, lo mismo y que hagamos lo mismo al mismo tiempo. Absurdo, porque ni el mismo cerebro es idéntico en sus partes, lo que significa que el universo es así también y que hasta el concepto de Dios es distinto. Para algunos es un Dios indolente, bueno, malo, vengativo, castigador. Un Dios con nuestras limitaciones humanas...

Y el subconsciente, de vuelta al tema, es la gran paradoja de todo lo comprobado, de nuestra ciencia que descansa en conocer los fenómenos, probarlos y sacar resultados empíricos para contrastarlos una y otra vez. El subconsciente abarca lo psíquico área de la psicología, derivada de la filosofía en principio. Y como el subconsciente no puede comprobarse y medirse como un fenómeno sin cambios, pasaría a ser parte de la Metafísica. Parece una contradicción todo esto, cuando el Psicoanálisis forma parte de los conocimientos de nuestra ciencia humanística.

El oráculo ya no corre desde hace cientos de años y la interpretación de los sueños llevó a reyes a cortarles la cabeza a los profetas que no acertaran correctamente a decir lo que estos querían oír. Peligrosa profesión era la de interpretar los sueños de los gobernantes. Hoy no faltará algún político que consulte su horóscopo para saber qué le deparan los astros en el día. Dicen que Hitler que creía en el oráculo y la interpretación de los sueños.

Napoleón Bonaparte sí hacía caso a su intuición, producto de su subconsciente. Se cuenta que su barbero en un alarde de orgullo y de admiración al emperador, gritó delante de los generales de éste, preso de júbilo mientras le rasuraba navaja en mano: ¡Suerte y gloria mía que en mis manos está la cabeza del más grande emperador de Europa! Napoleón ni corto ni perezoso suspendió su afeitada y ordenó a sus generales que fusilaran al idiota. ¿Qué llevó a dar esa orden a Napoleón? Fue su subconsciente que le alertó que su integridad podía peligrar por un imbécil y todo acabar ahí.

¿Cuántas veces hacemos caso a nuestras voces que nos hablan que hay un peligro al acecho nuestro? Y ese peligro debemos descubrirlo de forma consciente viniendo desde el subconsciente. ¿Vale la pena contar con un consejero, con un psicólogo, un hipnólogo, para descubrir nuestros "mensajes interiores", nuestros miedos y de esta manera neutralizarlos?

Creo que sí.

Terminaré este apunte sin notas que he hecho tan a la ligera diciendo que anoche soñé con una hermosa canción, vieja ya, bella, triste, que no tiene nada que ver conmigo, absolutamente nada. Me veía en un gran teatro donde en primera fila actuaba Adamo e interpretaba Por qué yo quiero. Siempre me gustó esa canción, pero como me ha pasado siempre, las letras me las salto y pongo mis propias imágenes a las canciones que escucho, sin embargo, como estaba soñando, la letra original de la canción me inundó y desperté preocupado. Preocupado de algo de lo que no tengo por qué estar preocupado. ¿Algo me quería decir mi subconsciente, algo del pasado, del presente, del futuro? O simplemente es un miedo que emerge de lo más profundo de mis miedos. Por eso he escrito esta reflexión. La canción es hermosa pero muy triste, ¿la habrá vivido Adamo, habrá tenido esa experiencia? ¿Qué exquisita sensibilidad le llevó a tratar un tema universal tan delicado, fuerte y complejo de buscar a alguien que realmente satisfaga la demanda del amor como se desea con total entrega? De todas maneras busqué la canción y la agrego ahora como parte de este apunte.

Hasta el próximo sueño.

Víctor Aquiles Jiménez H.


 
 
 
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