21 de junio de 2012 | COLUMNA |
La fiesta del Midsommar - o el necesario rito en torno al Sol
Por: Rodrigo Durán Alfaro (*)
El denominado Midsommar sueco, es lo que conocemos como el día de San Juan en el mundo hispano. Las culturas originarias de América del Sur celebran lo que los incas llaman el Inti Raymi, una fiesta en homenaje al sol como deidad. Desde una perspectiva menos pagana, podemos sintetizar que estas fiestas se dan en la misma fecha en diversas partes del mundo en torno al solsticio, fenómeno que en el hemisferio norte da cuenta del día más largo del año.
En el norte de Suecia está el conocido "sol de medianoche" y en el sur, el día da paso a una tímida noche que se pinta un pequeño instante de un agradable tono semioscuro, pero que pronto vuelve a darle su lugar al sol (mientras este no sea opacado por inoportunas nubes).
En Suecia, nuestro San Juan se celebra con bailes y cantos alrededor de un poste adornado con flores y hojas de árboles. El entorno se pone aún más colorido con las coronas de flores que mujeres de todas las edades se ponen en la cabeza. En el ámbito culinario, las papas, el arenque con crema agria y cebollines, las carnes saladas o ahumadas o el postre de fresas con nata, es lo más típico de esta tradición sueca.
Una vez alguien dijo que a todos los grupos humanos los aquejan los mismos problemas y que la diferencia es que cada grupo le ha encontrado diferentes soluciones. Esa es la base de la diferencia entre las diversas culturas. Es por lo mismo, que el hecho que culturas tan lejanas entre sí celebren el solsticio no debiera extrañarnos. Todos vivimos bajo las mismas costumbres de la naturaleza, lo que ha exigido nuestra adaptación y ha arraigado ritos que se mantienen, muchas veces, desde tiempos inmemoriales, todos con la finalidad de darle un ritmo vital a nuestras vidas.
El midsommar sueco era el clímax de la temporada de cosecha, de caza y de pesca en la época preindustrial.
En la actualidad, este es un país que ha automatizado estos procesos necesarios para la supervivencia. Sin embargo, como decía el Principito en el célebre libro del francés Antoine de Saint-Exupéry: "Los ritos son necesarios". Sí, estos ritos están ahora sujetos a otros procesos que ya no son la cosecha, la caza y la pesca, pero que continúan dándole sentido a nuestras vidas, especialmente cuando se tienen que soportar los gélidos inviernos escandinavos.
(*) Rodrigo Durán Alfaro: Periodista titulado en Chile y profesor de enseñanza media, titulado en Suecia. Escribe acerca de temas sociales y culturales. Corresponsal de Norrköping.
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