05 de marzo de 2012 | COLUMNA |

Cuando las mujeres hacen algo

Por: Marcela Vera

Siendo la ex Presidenta de la República de Chile, Michelle Bachelet, parte de aquella población que resulta tener un sexo que difiere de la norma, mientras fue mandataria, el debate en torno a la política en su país a menudo adquiría un tono biologista. No era tan sólo que algunos rayados en las murallas de las ciudades hacían alusiones a su sexo y sexualidad, también los paparazzis y los medios de comunicación se centraban en su cuerpo. Bueno, y para qué hablar del diminutivo de "la Gordi", que aún repiten gentes de todos los estratos sociales, de derecha a izquierda. Es que los hombres siempre son mentes, mientras que las mujeres sólo son cuerpo.

De la misma manera, a menudo cuando las mujeres hacen algo se las juzga como el colectivo "mujeres", no como individuos. Kerstin Nerbe, directora de orquesta sinfónica, describe este fenómeno. Al comienzo de su carrera, cada vez que tenía que dirigir una orquesta sentía que estaba cargando sobre sus espaldas todo el peso de todas las mujeres del mundo. Si fracasaba, todos dirían: "viste, las mujeres no saben dirigir". Que hoy en día tengamos presidentas en varios países del mundo (indiferentemente de nuestra opinión sobre la política de cada una de ellas), quiere decir que han llegado allí gracias al merecido reconocimiento de su esfuerzo y capacidades, no porque haya una especie de "moda" o de "corriente femenina" en el mundo, como se dice a veces en la prensa. Mucho menos aún, por ser flacas y esbeltas...

Mientras la política esté dominada por los hombres, se necesitan redes para movilizar el apoyo a las mujeres políticas que abogan por soluciones políticas distintas, sostiene Margot Wallström, actual directora de la Universidad de Lund, quien en Suecia fue ministra de la cultura, Ministra de Asuntos Sociales, Ministra de Asuntos Civiles, luego fue encargada de la Comisión de la Unión Europea para el medio ambiente, vicepresidenta de la Comisión Europea para las Relaciones Institucionales y Estrategias de Comunicación, y presidenta del Consejo de las Naciones Unidas en contra de la violencia sexual en áreas de conflicto.

También fue presidenta de la Iniciativa Ministerial del Consejo de Mujeres Líderes del Mundo, Consejo donde también participa Michelle Bachelet y otras mandatarias y ex-mandatarias, como Angela Merkel, Tarja Halonen, Gro Harlem Brundtland, Corazón Aquino, etc. El Consejo de Mujeres Líderes del Mundo ha existido durante 15 años y tiene como finalidad accionar frente a los temas referentes a la problemática de las mujeres y al desarrollo equitativo. Persigue apoyar el liderazgo femenino y refortalecer la democracia global a través de aumentar la cantidad, la fuerza y la visibilidad de las mujeres que son líderes en la política. La Iniciativa Ministerial dentro del Consejo, reúne a ministras y otras mujeres líderes de siete sectores, cada cual con su red: medio ambiente, economía, desarrollo, igualdad de género, salud, y cultura. Una función importante es la de ayudar a desarrollar las capacidades de las líderes jóvenes, en conjunto con las mejores universidades. Uno de los programas especiales está destinado a las mujeres de los países alrededor del Pacífico.

¿Dónde quedó Margot? Se preguntaron todos, ante esta foto. Göran Persson no tiene ningún problema en ocupar espacio. Foto: Aftonbladet.

Para la campaña electoral del 1999 en Suecia, Margot Wallström y Göran Persson (ex primer ministro), eran los dos representantes de la socialdemocracia que postulaban al poder. Las conferencias de prensa en la que aparecían los dos, hoy son puestas como ejemplo de las conocidas técnicas de dominación masculina: cuando Wallström hablaba, Persson miraba para otro lado, jugaba con el micrófono, se mostraba poco interesado y aburrido. Es la misma actitud con la que innumerables veces se encontró Michelle Bachelet como ministra y como presidenta, según sus propios relatos. Wallström dice que después de 35 años en la política ha aprendido a ignorar esos trucos de mal gusto que persiguen menospreciarla como política y como persona. A menudo también señala que existe una cultura trabajólica que no beneficia a las mujeres. El cuerpo de la mujer y su capacidad reproductiva no encajan en la norma.

La hostilidad hacia las mujeres en las esferas políticas se muestra en lo que no se hace: no se designan mujeres consejeras, ministras, directoras, o en otros puestos altos. Pero también se muestra en ignorar lo que las mujeres sí hacen. Por ejemplo, cuando Bachelet era presidenta de la República, en los medios de comunicación chilenos rara vez se escribía todo lo que ella hacía de bien, sin embargo estaba muy presente lo que NO hacía, o lo hacía mal. Todo lo positivo que ella hacía, en la prensa brillaba por su ausencia, pero lo demás se recalcaba y se repetía incansablemente. Por lo demás, como muchas cosas positivas que hizo Bachelet durante su gobierno favorecieron principalmente a las mujeres, estas parecían no tomarse en cuenta, ya que pareciera que "no son importantes". Lo importante era el Transantiago. También las herencias que dejó Pinochet. Lo que más extraño me parecía de esto, es que mucha gente de izquierda reproducía ese discurso incompleto y monotemático de los medios. ¿Dónde había quedado la mirada crítica respecto a los medios de comunicación? No lo sé. Se reconocía que los medios de comunicación están en manos de los grandes empresarios de derecha, sin embargo, ya no se les reclamaba la falta de objetividad. A mí, hay noticias e imágenes que se me han ido quedando en la memoria, como cuando el Presidente de Uruguay visitó Chile hace unos años atrás. La única foto en toda la página de un diario era esta: él, tremendo de alto y de espaldas a la cámara. A un lado, también de espaldas, esa persona bajita, que era la presidenta.

Camila Vallejo Dowling, en su discurso de asunción a la presidencia de la Federación de Estudiantes de Chile, dijo:

Tan solo ayer leía unas ideas que quisiera poder trasladarles en este momento ya que me parecen esclarecedoras respecto de lo que les quiero decir, abro comillas: "respecto de las mujeres, cuando buscan trabajo, además de calificación se le pide presencia y no basta con que sean amables y generosas, sino que deben además ser graciosas, simpáticas y coquetas, pero no mucho. Se les exige estar presentables y cuando juzgan que se ha pasado un milímetro, se les critica por presuntuosas. Se les elogia por ser madres y se les excluye por tener hijos. De la mujer se sospecha cuando es joven porque desestabiliza a la manada y se le rechaza cuando los años pasan porque ha perdido competitividad. Es excomulgada por fea y también cuando es bella. En el primer caso se dice que es repulsiva, en el segundo provocadora. Cuando no es lo uno ni lo otro la tildan de mediocre", cierre de comillas." Estas son las condiciones en las cuales las mujeres nos desarrollamos actualmente, estas son las condiciones que desde mi Presidencia también buscaré transformar.

La líder estudiantil es otro ejemplo claro de cómo las mujeres demasiado a menudo son sólo físico. Mientras cientos de miles de personas se movilizaban bajo su liderazgo y ella misma tenía en jaque a medio mundo dentro de la política, la prensa chilena no dejaba de recalcar su belleza externa y lamentaba que no había querido "mover la colita" en la multitudinaria manifestación del Parque O'Higgins. En los días cuando tuvimos una presidenta de la República, parecía ser mucho más importante la mujer Bachelet en traje de baño, que la política de la presidenta Bachelet. Por suerte no la agobiaron más con la preguntita del marido o del "pinche" (novio), como durante su campaña electoral. Pero durante su mandato se trataba más bien de que, bueno ya. No tiene un hombre. Pero entonces que gobierne como un hombre. Porque a eso estamos acostumbrados, a que nos manden. Que gobierne como la Thatcher, para después poder decir: "viste, son todas iguales"…