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Foto: El Periodista
 

10 de diciembre de 2010 - AMÉRICA LATINA - CHILE

Las usaron para esconder crímenes y hoy se sabe la verdad: Las falsas autopsias de la Dictadura

¿Qué tienen en común casos como el de Salvador Allende, Alice Meyer, Rodrigo Anfruns, Carmelo Soria o la copiapina Gloria Stockle, así como el presidente Eduardo Frei? Además que todos ellos murieron en extrañas circunstancias entre 1973 y 1990, durante el gobierno militar, las autopsias practicadas a sus cadáveres presentan errores injustificables que impidieron juzgar a los verdaderos culpables.

Fuente: El Periodista

Gloria Stockle Poblete, joven nortina de 21 años, que nada se relacionaba con la política, es una de las pocas víctimas de la violencia de los años de la dictadura cuyo deceso se pudo certificar dentro un recinto militar.

Fue en el interior del casino de oficiales, año 1984, en el transcurso de una fiesta de capitanes y tenientes. Su cuerpo, agredido hasta el cansancio, apareció en las orillas del río Copiapó y la prensa de entonces informó que podía haber sido “atropellada por un camión”.

Con el correr de los días y el impacto que provocó su muerte, fueron apareciendo nuevos antecedentes que situaron a la joven en otro lugar, el recinto militar, pero los investigadores de entonces detuvieron a un supuesto pololo, el que había estado con ella 24 horas antes de su muerte, un día viernes en la noche.

El protocolo de autopsia realizado en Copiapó fue analizado en Santiago por los doctores Alberto Teke y José Belleti, quienes situaron la muerte de Gloria Stockle en la madrugada del sábado, lo que inculpó al joven y permitió a las autoridades de la época respirar con alivio por algunas horas.

Afortunadamente para el detenido, muchas personas la vieron el sábado en la tarde y otras tantas, luego, contaron con detalles su presencia en el casino de oficiales en la noche. Es decir, no pudo morir un viernes quien estaba viva el sábado.

Tal vez fue sólo un error tipográfico, se quiso escribir 29 y se apretó 28, pero en un documento de tal magnitud es un error imperdonable. No sólo eso, a diferencia del médico copiapino que realizó la autopsia, los mencionados Teke y Belleti sostuvieron que la probable causa de muerte era un golpe sobre “una superficie dura y lisa”.

Con el correr de los años, dos oficiales y un comerciante asiduo visitante del regimiento fueron procesados como autores del homicidio, pero el caso continúa sin resolverse porque, como dijo el detective que pesquisó el hecho, “la verdad huye”. Especialmente cuando los análisis forenses y sobre el sitio del suceso, que hablan del hecho, no se realizan con rigurosidad.

Una de las tesis que se utilizó en la causa era que Gloria había caído a la piscina que, curiosamente, se encontraba sin agua en febrero. El doctor local que hizo la autopsia, años más tarde diría que “hubo otro experto que hizo todo lo posible para determinar que la muerte era accidental, trató de tergiversar o rebajar el hecho”.


 
 
 
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