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22 de mayo de 2013 | COLUMNA |

El odio a los suburbios

Fuente: Dagens Arena. 16-05-13/Roya Hakimnia. Traducción: Wladimir Loyola

Hace dos domingos atrás se dio cierre a la semana de lucha por la ciudad, ”Stadskampsveckan”. La agrupación ”Allt åt alla”, cuya organización es la impulsadora de la iniciativa que se ha llevado a cabo por cuarto año consecutivo, se expresó de la siguiente manera: "Vemos que los recursos son trasladados de las escuelas, la salud y las casas de cultura hacia construcciones más osadas, con la esperanza de llamar la atención hacia su propia ciudad y, de esa manera, atraer inversionistas en éstos tiempos de globalización. Además, desde el "bien-estar" hacia un "deuda-estar", se erige una parte más grande del sector urbano hacia un mayor endeudamiento".

Entretanto, en Umeå, Uppsala, Göteborg, Lund, Malmö y Estocolmo se han realizado charlas mostrando películas y elaborando talleres, además de llevarse a cabo diversas manifestaciones en contra de estos proyectos de mejoramiento urbano.

Por consiguiente, la segregación habitacional se ha duplicado durante la última década en Suecia, por lo que Estocolmo está más segregado que muchas otras capitales europeas, de las cuales pueden por ejemplo nombrarse a Viena y Amsterdam. Asimismo, cada vez son más las personas que se están organizando contra este fenómeno.

La red ”Penngygången”, de Gotemburgo, lucha por defender los derechos de los arrendatarios contra las disparatadas alzas de los alquileres. El primero de mayo la red, junto con el grupo “Rätten att bo”, logró reunir a 600 personas en una demostración en dicha localidad. Allí están también”Pantrarna” quienes se organizan para el mejoramiento del barrio de Biskopsgården, por lo que en su sitio web se puede ver un documental de como es vivir allí y las cosas que se pretenden hacer por aquel sector urbano.

Por otro lado, en Malmö existe, entre otras, la organización ”Stad Solidar” , la cual protesta en contra del aburguesamiento del sector de Möllevångstorget.

En Estocolmo está ”Megafonen”, grupo que lucha tanto en contra de las ventas de liquidación de las viviendas así como en contra los islamofóbicos, quienes suelen protestar en las afueras de la mezquita de Fittja. Además, la red ”Nätverket linje 17” se ha comprometido, entre otros, en contra del proyecto REVA, mientras que en suburbios como Alby, Hagsätra, Kärrtorp, Blackeberg y Bredäng los arrendatarios han luchado en contra de las ventas de liquida de las propiedades.

Y estas son solamente algunas de las redes más grandes, pues hay gente que diariamente protesta de una u otra manera contra la segregación en nuestras ciudades.

Asef Bayat, docente en Sociología, describe en su libro ”Política del diario vivir”, como los grupos de pobres que viven en condiciones precarias se movilizan diariamente alrededor del mundo.

Quienes no tienen acceso a los canales tradicionales para poder influenciar encuentran otras maneras de hacerlo. Una forma de actuar es haciendo injerencias silenciosas en las esferas del poder, según Bayat. No obstante, protestas que comienzan en lo cotidiano y en lo personal pueden llegar a convertirse en exigencias de carácter político.

Pero existe al mismo tiempo una enorme invisibilidad de los habitantes de los suburbios - mientras no vivan en suburbios ricos. ”TV-eken” (la encina de la television) de Östermalm alcanza 26 mil cien aciertos en Google, mientras que los ”Pantrarna” (las Panteras) de Gotemburgo llegan solamente a los 185. La cifra no encaja con la imagen del suburbio, lugar donde quienes viven allí son considerados como criminales o, por último, apolíticos. Se trata de un odio a los suburbios, así como lo relata el libro de Johanna Langhorst. Los problemas producidos por la sociedad de clases sociales y el racismo se le atribuyen a la misma gente que vive en los barrios marginales.

Al mismo tiempo, la ciudad se llena de más compromisos de índole política, sin ir más lejos impulsados por quienes habitan en los suburbios, quienes han sido retratados como apolíticos o gente dañina, por parte de los medios de comunicación. En definitiva, una izquierda merecedora de su nombre debería ser parte de estos movimientos populares.

 

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