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Snowden

El "whistle-blower" norteamericano, Edward Snowden, afirma: "No puedo dejar que el gobierno de USA destruya la privacidad y las libertades fundamentales". Foto: The Guadian.

 

23 de junio de 2013 |COLUMNAS |

Peter Wolodarksi: Snowden refuerza la democracia norteamericana

Peter Wolodarksi: Snowden refuerza la democracia norteamericana

La democracia se basa en la transparencia y el equilibrio del poder. Quien revele una escucha masiva y otros dudosos métodos le hace un gran favor al gobierno.

Fuente: DN 16-026-2013/Peter Wolodarski. Traducción: Magazín Latino

Es cierto que los norteamericanos tienen una tradición de elocuencia, pero Edward Snowden, de 29 años, está muy por encima de la media. En la entrevista de 12 minutos en el diario británico Guardian, que por el momento está disponible en la página web del diario, Snowden presenta argumentos fuertes y en parte convincentes.

Ha pasado una semana desde que Snowden emergió como "whistle-blower" (*) y le dio un rostro a las grandes revelaciones del Guardian y Washington Post. Unos días antes esos periódicos habían dado sorprendentes imágenes de los métodos de los servicios de inteligencia norteamericanos. La NSA, National Security Agency (Agencia de Seguridad Nacional) se dedica a la identificación de millones de conversaciones telefónicas en EEUU y solicita enorme cantidad de información de empresas privadas como Google y Facebook.
Lo sensible es la amplitud de la escucha y la falta de responsabilidad democrática. Emerge la imagen de un Estado que se toma la libertad de ver todo lo que considera relevante sin compensar significativamente el poder de control. Todos los ciudadanos se transforman en potenciales sospechosos de delitos.
O como lo expresó Snowden luego de haber trabajado para el sistema NSA y haber visto él mismo el resultado de la vigilancia:

" Cuando de repente lo ves todo, y además bastante a menudo, te das cuenta que en realidad se trata de un atropello...Estos son asuntos que debieran ser decididos por el pueblo y no sólo por alguien que es empleado por el Estado."

Snowden ha sido comparado con el militar norteamericano Bradley Manning, quien en el 2010 filtró grandes cantidades de información secreta a Wikileaks. Manning fue arrestado, juzgado por 22 demandas y arriesga ahora hasta 20 años de cárcel. El juicio contra él comenzó a principios de junio. Sin embargo el paralelo con Snowden no es un hecho. Mientras la filtración de la NSA hasta ahora ha dado la impresión de ser limitada y bien equilibrada (probablemente más material será dado a conocer la próxima semana), Manning divulgó millones de documentos indiscriminadamente. Wikileaks causó luego daño haciendo pública la mayoría de la información, a pesar que había gente en Afganistán e Irak expuesta a peligro mortal.

La correspondencia diplomática que salió a la luz, y que también era parte de la filtración, era de interés general. Pero la revelación era más que nada embarazosa para el Estado norteamericano -no dio a conocer nada que estuviera en contra de la constitución del país.
Si con alguien, Edward Snowden tiene más en común es con Daniel Ellsberg, el hombre detrás de los papeles del Pentágono, que con Bradley Manning.

Ellsberg tenía pruebas de que el gobierno norteamericano sistemáticamente había mentido sobre la guerra en Vietnam, no sólo ante la gente en general, sino también al congreso. Y se encargó que las pruebas les llegaran también a los ciudadanos para que lo supieran también.

Justamente el derecho al conocimiento del ejercicio del poder público es central en una democracia. El Estado debe mantenerse dentro de su marco. La democracia se encuentra en una zona de riesgo el día que los gobiernos y autoridades se den riendas sueltas.
No es suficiente que, como el Presidente Obama hacer referencias a la seguridad para justificar las severas restricciones a la integridad personal Y no es reconfortante escuchar al líder de la democracia más importante del mundo tranquilizar a sus electores en EEUU diciendo que las escuchas están esencialmente dirigidas a las personas que no son norteamericanas.

Un canto similar se escucha por lo demás de los órganos de seguridad europeos, que luego colaboran con los norteamericanos e intercambian información. Cuando la información pasa por todas las fronteras, finalmente somos todos "extranjeros", y por lo tanto razonables blanco en los ojos de las autoridades.
Existe un legítimo interés acerca de la seguridad. Una sociedad donde los terroristas utilizan sus teléfonos celulares tranquilamente, corre el riesgo de convertirse en un mundo menos libre. La próxima vez que un acto terrorista del estilo del 11 de septiembre ocurra, la ahora discutida vigilancia se transformará en una normalidad, que la mayoría de las personas aceptará sin vacilar.

Pero afortunadamente aún no hemos llegado allí. Y aunque se corre el riesgo que los tornillos de seguridad sean atornillados aún más, los principios fundamentales de la democracia deben continuar siendo vigentes:
En primer lugar, los ciudadanos deben saber cuáles métodos son utilizados. Segundo, los electores deben tener la oportunidad de pronunciarse sobre su idoneidad. Y en tercer lugar, son necesarios fuertes órganos controladores que vigilen el trabajo de los servicios de inteligencia.

La buena noticia es que Edward Snowden ha contribuido a la transparencia y al debate de algunos de los derechos más fundamentales en los que se basa una sociedad abierta.
Además nos recuerda a todos a tener una visión más realista y dura de las comunicaciones electrónicas. El correo electrónico debe verse como una postal y nuestras huellas digitales se pueden encontrar fácilmente, si el Estado decide que quiere buscarlas.

Es posible que Snowden a los ojos de la ley haya cometido una serie de delitos. Pero su actuación hasta ahora parece un clásico caso de desobediencia civil, por la que dice estar preparado para asumir las consecuencias.

Muchos norteamericanos ven positivamente a Snowden. Una encuesta realizada por la revista Time Magazine muestra que el 54 por ciento de los encuestados considera que él hizo "algo bueno" mientras que el 30 por ciento no está de acuerdo.
Por lo demás, los argumentos de Snowden no son diferentes a los que Joe Biden utilizó en una entrevista en el 2006, antes de ser Vicepresidente. Solo el hecho que alguien documente a que números se ha llamado, rápidamente se transforma en una grave invasión de la integridad personal, aunque las llamadas mismas no se revisen.

"No necesito escuchar tu conversación telefónica para saber lo que haces", dijo Biden. "Si yo sé todas las llamadas que has hecho, puedo determinar con que personas has hablado, y obtengo un padrón de tu vida que es muy, muy penetrante".

Las palabras de Joe Biden son tan relevantes hoy como siete años atrás. La única diferencia es que ahora las dice un igualmente elocuente muchacho de 29 años que toma enormes riesgos personales al servicio de la democracia.

 

 

(*) Whistle-blower, persona que denuncia/reporta irregularidades o ilegalidades de autoridades

 

 

 

 

 

 
 
 
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