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Escuela
Los colegios suecos están cada día más segregados. Muchos padres prefieren que sus hijos asistan a escuelas ubicadas en el centro de Estocolmo, y no en colegios de los suburbios. Foto: Sverigesradio.se
 
06 de junio de 2013 | SUECIA |

Peter Wolodarski: Las cifras que resumen el problema de Estocolmo

Disturbios en los suburbios.

El trasfondo de los disturbios de la semana pasada es complicado. A la larga, los suburbios pueden solamente fortalecerse con mejor educación y más vías de trabajo.

Fuente: Dagens Nyheter. 26-05-13/Peter Wolodarski.Traducción: Wladimir Loyola

Se habla de una crisis escolar. A través de la base de datos Salsa, suministrada por la Dirección Nacional de Educación (Skolverket), voy revisando los resultados de los alumnos de noveno en Estocolmo de la primavera del 2012. En un comienzo, se ve bastante bueno.

En Adolf Fredrik, el 97 por ciento de todos los alumnos están, por lo menos, aprobados en todas sus asignaturas. En Enskedeskolan, el 92 por ciento, en Fredrikshov el 100 por ciento, en Gärdesskolan el 91 por ciento, Mälarhöjdens skola el 97 por ciento y, Äppelviksskolan, el 94 por ciento.

En el centro de la ciudad, y en barrios periféricos de chalés, la gran mayoría aprueba las metas de rendimiento escolar y, las notas son en general altas, aunque también hay excepciones.

En la lista de los resultados están todas las escuelas de la ciudad de Estocolmo. Continúo leyendo:

Akallaskolan, sólo el 33 por ciento ha alcanzado las metas, Hjulstaskolan, el 29 por ciento, Rinkebyskolan, el 38 por ciento, Rågsvedsskolan, el 32 por ciento, Ärvingeskolan en Kista, el 43 por ciento.

Una comuna, dos mundos. En una las notas son muy altas y la cantidad de reprobados son muy pocos y, en la otra, la mayoría de los alumnos de noveno no cumplen con los requisitos mínimos.

Y las diferencias no sólo aparecen en los resultados. La base de datos también registra la cantidad de alumnos que o son nacidos en el extranjero o tienen padres que no provienen de Suecia.

Un ejemplo: En Fredrikshov, que está ubicado en Östermalm, no cursó ningún alumno de noveno que haya nacido en el extranjero y, solamente el 3 por ciento tenían dos padres que habían inmigrado. En Hjultaskolan, correspondía al 32 por ciento respectivamente el 61 por ciento: Casi todos tenían, de manera directa o indirecta, procedencia extranjera.

Más claro que de esta forma difícilmente se puede describir mejor la segregación en la capital de Suecia.

Naturalmente no existe ninguna relación de causa entre la cantidad de inmigrantes y los resultados escolares, pero si la inmigración está conectada con otros problemas sociales las condiciones sí resultan afectadas. Si una alta cantidad de los niños apenas saben sueco cuando se sientan en el banco escolar es de una manera equivalente más difícil que logren las metas de rendimiento escolar.

No es ninguna casualidad que nombre los resultados escolares en Hjulsta, Rinkeby, Rågsved y Kista pensando en las quemazones de autos y los disturbios de la semana que pasó. El propósito no es excusar la violencia, la cual tienen muchas causas y, además de los incendios efectuados por personas ajenas. Cuando la página editorial de Aftonbladet hace válido que los disturbios son "la parte trasera de la consigna de Reinfeldt de que tiene que valer la pena el trabajar" el periódico habla más de sí mismo que de Reinfeldt y los disturbios.

Pero tampoco hay razón alguna de prescindir de la realidad existente en estos sectores.

¿Qué sociedad es creada cuando el 70 por ciento de todos los novenos no alcanzan los requisitos escolares? ¿Cuántos continúan con el Bachillerato? ¿Cuántos se pasean sin rumbo, debido a la falta de sentido y de contexto?

Justamente lo incomprensible, lo completamente sin sentido capta, lamentablemente, una atracción muy especial, para citar a la escritora Sigfrid Siwertz.

El Ministro de Educación, Jan Björklund, tiene la razón cuando dice que "el ascenso social comienza en la sala de clases". Si es en alguna parte en donde las oportunidades de vida se pueden ajustar y las injusticias limitar, es entonces en la escuela libre y general. El surgimiento de Suecia, desde una sociedad pobre a una emergente nación industrializada, estuvo íntimamente ligado a que la educación se hizo un derecho para todos, independientemente de la situación social o económica. El deber escolar no era, principalmente, una obligación, sino una oportunidad para crecer y, la sociedad sueca pudo, al mismo tiempo, enriquecerse con una gran reserva de talentos.

Pero en varios suburbios de Estocolmo la escuela ha fracasado de manera monumental en el sentido de hacerle justicia a a esta orgullosa tradición. Y peor aún: los problemas que se crean se mantienen y conducen a menudo al desempleo y, en el peor de los casos, a la criminalidad.

Johan Schück de DN recordó la semana pasada la estrecha relación entre la escuela y el campo laboral. El que queda sin estudios tiene más dificultades de lograr un sustento. Quienes son reprobados tienen aún menos posibilidades de lograr un sustento. En Husby, el 20 por ciento de los jóvenes no había trabajado ni estudiado durante un período de tres años, entre el 2008 y el 2010.

No se requiere ningún análisis avanzado para comprender la fuerza explosiva en estas cifras. Aquí hay base para amargura y desesperanza.

Al mismo tiempo, muestra la Oficina Nacional de Auditoría (Riksrevisionen) en una investigación actual, de que los jóvenes con precedencia extranjera, se inscriben en un grado más alto en la Oficina de Trabajo, Af. Las ganas están, el problema es que falta la ayuda. La mayor parte de los esfuerzos de la Oficina de Trabajo, ocurren cuando un joven ha estado desempleado durante tres a cuatro meses, confirma la Oficina Nacional de Auditoría, y le atribuye serias críticas en varios puntos.

Algunas explicaciones simples a los disturbios de la semana pasada no existen y, en una breve perspectiva, el problema ya es una cuestión de la policía. A largo plazo, la policía debe estar más presente y ser más visible en los sectores que ahora han caído en el foco de atención. La meta debiera ser el establecer contactos y fortalecer la confianza en los ciudadanos.

Si la chispa se prende nuevamente, y pareciera hacerlo, se necesitan medidas de emergencia para movilizarse contra la violencia. Además, no sólo debiera ser la policía la que reaccione sino también la sociedad de manera amplia.

Los políticos, por el contrario, deben dirigir sobre todo sus pensamientos hacia la escuela y hacia el campo laboral, así como en la segregación en la capital de Suecia. Una escuela en donde solamente el 30 por ciento de los alumnos salen aprobados en todas las asignaturas crean más perdedores en la vida que oportunidades vitales que rebasen las clases sociales.

 

 

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