Logotipo

Portada Suecia América Latina Mundo Multimedia
 
 
Karolinska

COLABORACIÓN PELIGROSA – El periodista Herbert Tingsten fue uno de los primeros en ver el peligro de la colaboración de los liberales italianos con el fascista Benito Mussolini. Hoy día colaboran los gobiernos conservadores con la extrema derecha en varios países. Foto: Pressens bild.

 

17 de abril de 2013 |COLUMNA |

La hinchada de la derecha no tiene agallas

Fuente: Aftonbladet 02-04-2013/ Karin Petterson. Traducción: Julián Díez Fernández

“La historia no ofrecía escapatoria alguna”.

Estas palabras describen, en un nuevo libro de Per Wirtén, la postura del periodista Herbert Tingsten, un intelectual que pasó de la socialdemocracia al liberalismo. El núcleo de su convencimiento era el existencialismo: el hombre tiene la obligación de alcanzar una posición.

Tingsten se equivocó muchas veces, pero fue uno de los primeros en ver el peligro de la colaboración de los liberales italianos con Mussolini y en pronunciarse de manera inexorable, de la misma manera que posteriormente criticaría con dureza a los políticos de izquierdas por no poner límites al comunismo.

Wirtén describe cómo reconoció el debate actual mientras trabajaba en su libro. Los gobiernos conservadores en todo país donde lo hay colaboran con partidos racistas y de extrema derecha. “Desde una distancia de ochenta años, con una guerra mundial, el Holocausto, el Gulag y la Guerra Fría de por medio, podía oír la voz de Tingsten diciendo tan solo una cosa: Cuidado, cuando los políticos convencionales empiezan a colaborar con los enemigos de la democracia la situación es grave”.

* * *

Leyendo a Tingsten, me pregunto qué habría dicho éste de Tobias Billström, de Reva, de los Demócratas de Suecia.

Vivimos un tiempo de conflictos que van en aumento. Muchos creen oír en Europa el eco de los años 30 del siglo pasado, pero también en nuestro país.

Tenemos un gobierno que permite a la policía perseguir por el metro a gente de cabello negro. Tenemos un ministro de emigración que se expresa de manera racista, pero él sigue conservando su puesto. La segregación va en aumento. Cada vez es más importante qué clase de padres tiene un niño a la hora de determinar su éxito escolar.

En Suecia hay 427.000 desempleados. El 70 % de ellos no recibe A-kassa (seguro de desempleo). Cada vez son más los destinados a la subvención del social.

La tensión aumenta. También la desesperación.

Pero, vamos a ver, ¿qué estamos haciendo? ¿No teníamos más ambiciones que estas?

Sabemos bien a qué lleva el desempleo: destruye a las personas de dentro a fuera. Trunca las esperanzas, lleva a la enfermedad y a la exclusión, que además queda como herencia.
Sabemos a lo que conducen las diferencias en la escuela: niños que nunca tienen una oportunidad, que no completan su desarrollo, que se ven relegados a los márgenes de la sociedad.
Sabemos a lo que lleva el racismo. En Suecia, los centros de refugiados sufren ataques.
En algunos países de nuestro continente se persigue a los gitanos por las calles.

* * *
Hoy día no tiene la derecha ninguna respuesta. El individualismo no promovió la diversidad, sino que agudizó las desigualdades. Los ricos se hicieron más ricos, los enfermos se hicieron más pobres y el egoísmo de los padres resultó en una escuela peor para todos.

Según el secretario de estado competente, aquel que sea discriminado tendrá que resolver sus problemas por sí mismo. Pero, ¿cómo lo va a hacer, si ni siquiera consigue realizar una entrevista de trabajo?

Estamos siendo testigos de un colapso político y social en Suecia.

Y a pesar de todo, esta paralizante condescendencia.

Nadie fue tan malvado con Folkpartiet como lo fue el liberal Herbert Tingsten.

Hoy día, lo único que se oye desde la hinchada de la derecha es un cobarde murmullo.

La escueta suerte de Reinfeldt es que su maquinaria propagandística funciona. Pero también lo hace el avance del optimismo sueco, que hace de opio para el pueblo. Los suecos viven siempre en en el mejor de los mundos, adormecidos por nuestros propios éxitos históricos. Creemos que la igualdad y la seguridad es nuestra herencia, olvidando que se trata del resultado de una durísima lucha política.

En realidad, deberíamos estar muertos de miedo; porque la xenofobia aumenta, porque el desempleo es como un cáncer en el cuerpo de Europa y, sobre todo, porque poco a poco restringimos los requisitos para que la sociedad se considere civilizada.

La derecha se ha dado por vencida. Pero, ¿dónde están los socialdemócratas?

Stefan Löfven recibe dignos resultados en los sondeos de opinión. Quiero creer que se debe a que los electores suecos no quieren un gobierno cuyos ministros se pronuncien de manera racista y encuentren cada vez peores excusas para cada fracaso.

* * *

Mientras tanto, el ideario socialdemócrata se ve frenado, en parte por el espíritu de la época actual, pero también por una camisa de fuerza autoimpuesta, compuesta de temor, reglas presupuestarias y estrategias defensivas.

El fracaso económico en Europa ha abocado en una crisis de valores, en la que aquello que nos parecía obvio, la democracia y la igualdad de las personas, sigue estando en juego. No solo en Grecia, Hungría o Dinamarca, sino también en nuestro país. Nuestro tiempo exige seriedad. Lo que está ocurriendo en las escuelas, la normalización del desempleo y el alejamiento de nuestros valores son realmente peligrosos.

Por eso, ahora es necesaria la socialdemocracia. En los debates. Y no solo en los organismos del gobierno tras las elecciones de 2014; como una voz más fuerte por la igualdad y las posibilidades políticas.

La política no es solo poder. Es una batalla por los valores, una batalla que tiene lugar todos los días.

“Estamos solos y la responsabilidad es nuestra”, dijo Tingsten a los estudiantes de Uppsala en 1948.

Eso mismo tiene vigor hoy día.

 

 

 


 
 
 
Copyright 2010 © Magazín Latino

All rights reserved.