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Lars Isovaara

¡MENUDO CIRCO! Tiempos revueltos entre los Demócratas de Suecia (SD). Algo que no sorprende a tantos si tenemos en cuenta las muchas meteduras de pata con las que nos han deleitado sus representantes. La más reciente, con Lars Isovaara como protagonista, es realmente divertida, según la opinión de Guillou. Foto: Aftonbladet.

 

10 de dici8embre de 2012 | COLUMNA |

Los perdedores que votan por SD no se preocupan de las críticas de los vencedores

Fuente: Aftonbladet/ Jan Guillou 2012-12-02. Traducción: Julián Díez Fernández

Tan solo hay un tipo de mails amenazantes por parte de SD que me molesta. El habitual de que no soy del todo sueco, al menos no “de etnia sueca” empleando la expresión del primer ministro Reinfeldt, resulta accidentalmente cómico. La bronca estereotipada de que soy un “marxista cultural” (defensor de la islamización de Europa) o “políticamente correcto” (amante de los morenos en general) expresan mayormente una incapacidad total de argumentar. Mucho peor son los agradecimientos y los elogios por parte de los odiadores. Cosas como:

“Gracias por calumniarnos a los Demócratas de Suecia. Así suben nuestras cifras en los sondeos de opinión. Unos cuantos más como tú y pronto nos hemos multiplicado por dos”.

Hay una lógica incómodamente innegable en el razonamiento. El núcleo duro de SD se compone de hombres jóvenes llenos de odio. En el mejor de los casos, con ingresos bajos. La mayor parte sin trabajo. Todos con pocos estudios o sin estudios algunos y tan insensatos que aspiran solamente a un trabajo bien pagado, como diputado. Y uno que otro lo consigue.

Es comprensible que dichos perdedores de la sociedad se hagan insensibles a la crítica de los vencedores de la sociedad. Por lo que, por ejemplo, Jacob Wallenberg o Horace Engdahl nunca habrían pensado en expresar su evidente concepto de los militantes de SD.

Y como SD es con total seguridad el partido con mayor escasez de representación femenina así como de miembros del mundo intelectual, podría ser tan inefectiva por ejemplo la obvia crítica de la redactora de cultura de Aftonbladet Åsa Linderborg como la que hubiese escrito Jacob Wallenberg.

Además, esos odiadores no tienen ni una pizca de humor. Por eso se hacen insensibles a todas las maravillosas oportunidades de hacer mofa que nos ofreció el diputado destituido más recientemente. En realidad resulta bastante divertido cómo el parlamentario se emborrachó de tal manera que, una vez expulsado del restaurante, cayó torpemente de su silla de ruedas camino a su vivienda en el parlamento, fue ayudado por dos personas con apariencia de ser musulmanes que él después culparía de haberle robado el maletín que había olvidado en el restaurante. Después de lo cual trató al vigilante del parlamento, que también aparentaba ser musulmán, enrabietado y haciendo sonidos imitando a un cerdo. Dejándole éste pasar al edificio.

Una historia que yo sospecho que los Demócratas de Suecia reciben con la cara de piedra y la boca como una raya. Y añadiendo la explicación de que es una más de las injustas persecuciones perpetradas por los medios y el poder.

Claro que estamos ante una campaña contra los Demócratas de Suecia, ¡qué menos! Cualquier partido que hubiese ofrecido tal cantidad de meteduras de pata en tan poco tiempo se habría visto afectado por el problema. Y vendrán más. Ya que el líder del partido, el por lo demás buen estratega Jimmie Åkesson, cometió la estupidez de prohibir comentarios racistas. Una prohibición que resulta especialmente absurda en el único partido sueco explícitamente xenófobo.

Pero cuanto más se revisan las zonas más ocultas de los Demócratas de Suecia y éstos son más motivo de escándalo en la prensa, aún más suben las cifras de intención de voto. De momento parece que han salido ganando con todos los tubos de hierro y los escándalos de borracheras. Es lo más preocupante. Para el núcleo duro de jóvenes llenos de odio es tal vez suficiente alcanzar el 3 - 4 por ciento de la opinión. Pero en la actualidad están por encima del 10 por ciento. Las nuevas incorporaciones parecen tener su origen principalmente en la antigua clase obrera, además de algún que otro cristianodemócrata despistado. Dagens Nyheter pudo demostrar hace unos días que las cifras de intención de voto para SD han evolucionado con los anuncios de despidos. A más despidos y mayor preocupación en la sociedad, más son los que simpatizan con SD.

La antigua clase obrera, que votaba por la Socialdemocracia tanto en los buenos tiempos como en los malos, ha empezado a abandonar su partido. Demócratas de Suecia tienen su gracia cuando llaman “trébol de siete hojas” al resto de los partidos con representación parlamentaria y así se presentan a sí mismos como el único partido en la oposición. Con Annie Lööf el Partido del Centro (Centerpartiet) le ha dado la espalda a gran parte de la población rural. El Partido Popular (Folkpartiet) es xenófobo pero solo a medias. El Partido de la Izquierda (Vänsterpartiet) ha tomado la ideología socialdemócrata pero se les percibe como extremistas. Los del Partido Moderado (Moderaterna) fingen ser socialdemócratas, y los socialdemócratas (Socialdemokraterna) en la actualidad no son nada. Es de esta inmovilidad política desde donde recaban más simpatizantes las protestas de los Demócratas de Suecia y, por lo tanto, no de la xenofobia.

La mayor parte de la responsabilidad de que la antigua clase trabajadora fuese abandonada a la deriva recae sobre el Partido Socialdemócrata. No se puede acusar al Partido Moderado, aunque se hagan llamar, desde la burla y el cinismo, el nuevo partido de los trabajadores, porque como de costumbre y exitosamente ellos trabajan por el aumento de las desigualdades entre clases, las privatizaciones, pañales hinchados de orina y transferencia de riquezas de la mayoría a unos pocos. Pero se puede acusar al Partido Socialdemócrata de no ser socialdemócrata.

Stefan Löfven parece ser un hombre hecho y derecho. No entiendo de qué tiene miedo.

Claro que estamos ante una campaña contra los Demócratas de Suecia, ¡qué menos!

 

Por cierto, creo que…

… tiene mucho de humor negro que los Demócratas de Suecia quieran ser vistos ahora como el partido sueco más pro-israelí. Seguro que a muchas almas nazis les escuece abandonar su ideal clásico y verse obligados a posar como filosemitas.

…el premio de literatura August, felizmente y con justicia, recayó en mi viejo amigo Göran Rosenberg. “Una corta pausa en el camino desde Auschwitz” es su mejor libro. Cómpralo, léelo y regálaselo a alguien como regalo de Navidad.

 


 
 
 
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