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Enrique Ramírez Capello

El periodista y docente de Periodismo Enrique Ramírez Capello. Foto: Privada.

 

27 de noviembre de 2013 | COLUMNA |

Una lección de civismo

Por: Héctor Patricio Astudillo

El domingo 17 de noviembre fue día de elecciones presidenciales, de diputados y senadores y además de consejeros regionales, un puesto nuevo que si vamos al caso fue la “novedad del año para los regalones” (frase muy usada en Chile para Navidad en cuanto a regalos baratos y novedosos).

Ese día me levanté muy anticipado como es habitual que lo haga ya que estoy en plena edad "madura" - por decirlo de algún modo - que anda por el departamento muy temprano por la mañana. Es increíble cómo nos va cambiando la vida en pocos años. Y emulando a mi padre, para quien los actos eleccionarios eran muy importantes, salí rumbo al compromiso que me había hecho por Facebook con el profesor Enrique Ramírez Capello para llevarlo a sufragar a su lugar en donde le correspondía emitir su derecho a votar. Una acción democrática expresada libremente por el voto para la elección correspondiente a una programación hecha por el gobierno de Piñera para todos los ciudadanos del país pero, no para quienes viven fuera del territorio, otra de las cosas hechas y marcadas con la letra chica, que ha caracterizado a este gobierno que no ha gozado de gran popularidad.

Mi compromiso era juntarme con el profesor en su lugar de reposo, junto a un grupo de adultos mayores - como decorosamente se les llama a los ancianos - cuando ya retirados tratan de gozar del privilegio que les ofrece la garantía de ser jubilados y retirados a un hogar de ancianos, o mejor dicho empujados, ya que han cumplido el ciclo y no son necesarios en el hogar que muchas veces los vio nacer.

En Chile las familias pudientes y modernas aprenden rápidamente las costumbres importadas, porque su paciencia no es compatible con la vida moderna y llena de lujos ya que los profesionales y sus compañeras junto a sus hijos difícilmente aceptan que los viejos vivan mucho tiempo con ellos, porque les estorban o les alteran sus programaciones habituales de salidas junto a su núcleo familiar que se reduce exclusivamente a lo que mencioné, ellos, sus hijos y nadie más.

De manera que así me dispuse a ir a juntarme con Capello, como cariñosamente lo llamábamos en clases al querido profesor.

Capello nunca ha manejado un automóvil, él se ha negado a continuar con el progreso en ese aspecto y lo ha hecho muy propio suyo, ya que para todo toma taxi o simplemente lo llevan. Claro está que esto era antes de que le pasara lo que le sucedió, y que fue que por una visita a la Clínica de la Pontificia Universidad Católica de Chile, en la calle Marcoleta nº 347, para hacerse una pequeña infiltración foraminal, la cual se hacía en forma ambulatoria, lo postró en una cama hasta el día de hoy, y se encuentra tetrapléjico casi de por vida.

¿Sería el destino, la mala suerte o la negligencia? Cabe la pregunta y de hecho hay otra más: ¿quién es el responsable de esta situación? Nadie, ¿cómo nadie?, digo, tiene que haber un responsable. Tal vez el médico, la enfermera que asistió ese día al médico en la clínica misma. Pero nadie no puede ser.

Aunque así no más fue, ya que en Chile no hay justicia para nadie, y la justicia no sirve y ¿saben por qué?, por qué con buenos abogados nadie va a la cárcel ni nadie paga indemnizaciones. Porque las cosas son así, y a mí me parece que aquí “el chancho está mal pelado”, como dice el huaso, mejor me voy arreglar la chupalla será mejor y todo queda igual.

Este mi Chile querido desde que lo tomaron los milicos hace ya una porrada de años, y no cambia para nada. Por otra parte, quedan muchas preguntas por hacer pero veamos quién es el profesor…

Enrique Ramírez Capello es un hombre alto de conversación simpática, afable, que siempre tiene alguna broma que decir y qué hacer para quien lo escucha. En especial si éste es un alumno o alumna, a quienes respeta por sobre todas las cosas, como corresponde a un buen profesor catedrático y serio.

Durante su vida ha tenido una serie de éxitos de los que se puede enorgullecer, por ejemplo haber sido el primero de los docentes en aplicar el concepto de participación de alumnos de Periodismo a las actividades prácticas en los cursos inferiores de la misma carrera, para que de esa manera se vayan fogueando con dichas experiencias del periodismo puro. Que no se lleven con teoría perdiendo el tiempo en cosas que no les van a servir en su futuro profesional.

Ningún docente reconoce que el éxito siempre puede ser en lo profesional pero está lejos de resultar exitoso en lo económico, en este caso siendo, por ejemplo, redactor del diario Las Últimas Noticias, de la cadena de El Mercurio por 33 años, profesor de redacción de varias universidades. Fue laureado por sus méritos tanto en Chile como en el extranjero, en especial por el diario el País de España. Fue presidente del Colegio de Periodistas de Chile entre los años 2002 y 2004. Y fue además un ferviente defensor de Neruda y gran admirador de sus poemas y de su pluma.

Capello defendió al vate contra viento y marea, tratándose de poeta él se ponía muy provocador ya que justificaba todo por o en pos de la gracia que el vate tenía para escribir sus poemas y versos en general. Capello era demasiado humilde, para sentirse heredero de Neruda y de sus poemas, que los había leído todos y yo creo que se los sabía de memoria, de paso.

Respetado por estos logros, más el de los alumnos de todas las universidades donde hizo clases durante varios años, creando para ellos manuales de ortografía y cursos de redacción para periodistas. En fin, su trayectoria es muy amplia para poder resumirla en pocas palabras.
Pero volvamos al día de las elecciones, ya que eso es lo que nos convoca. El día estaba ya poniéndose caluroso, tal vez demasiado para ser primavera. El sol se encontraba en su cenit, cerca de las doce del medio día y calentaba ya bastante. Muchos paseantes llevaban sombreros para cubrirse del astro rey y de sus dañinos rayos. Se veían muchos “viejos Pepe Pato” o pijes. Para que se entienda esto no olviden que estamos hablando de "Provi", pues ñato.

Cuando llegamos al colegio, el lugar de votación de Capello, vimos a una cantidad de colegas en un tumulto con cámaras de televisión, lo que hacía presumir que alguien importante iba detrás de todas esa majamama de periodistas luchando a brazo partido por sacar una nota y, los camarógrafos por pinchar un mono. En ese momento ayudan a bajar al profesor Capello las enfermeras a cargo y lo llevan hacia la puerta de ingreso del colegio de las niñitas, llamado Carmela Carvajal, de Providencia, un establecimiento símbolo de la lucha estudiantil en contra de la obcecada política del alcalde de la comuna Coronel (r) Cristián Labbe, quién fue superado y derrotado por la independiente Josefa Errázuriz, la que verdaderamente lo masacró en las urnas, quedándose con el lugar de alcaldesa en la comuna.

El destino quiso que los dos grupos se juntaran al ingresar al portón de entrada al establecimiento. Él profesor en su silla de ruedas, el grupo de periodistas, el candidato a la presidencia y su séquito de amigos personales… Cuando los periodistas se dan cuenta que el que va en la silla de ruedas es ni más ni menos que el querido profesor Capello, se vuelven donde él para saludarlo y entrevistarlo y dejan solo al candidato a la presidencia.

 

En ese momento una lágrima corrió por mi mejilla y no pude soportar la emoción de ver a mis colegas rindiendo, si se quiere, un gran homenaje al querido profesor Capello. La moraleja de todo esto, yo creo que está clara “Crea fama y échate a dormir “podría ser, pero cada vez que me acuerdo de esta escena, corren lágrimas de la emoción que sentí en ese momento. Y sobre todo del orgullo de ser yo quién llevara al profesor en mi auto.

El próximo 15 de diciembre de 2013 nos veremos nuevamente con Capello y allí estaré a la hora señalada esperando que suban al querido profe a mi auto para tener nuevamente el orgullo de llevarle a sufragar, como el día de hoy. No obstante ello, mis lágrimas serán de alegría, porque seguro que con ese gesto ayudaremos a que nuestra candidata sea la vencedora de los comicios y ocupe la presidencia de Chile. Así, junto a Capello, podremos contar después que nosotros fuimos a votar por ella y en las circunstancias que vivimos aquel día de elecciones.

 


 
 
 
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