10 de junio de 2015 | COLUMNA |
Las muchas vidas de Federico Ferrando
El sábado 6 de junio falleció en Suecia, el actor, escenógrafo y pintor, Federico Ferrando (1933- 2015).
Federico había cursado estudios teatrales en Montevideo, iniciando su multifacético quehacer artístico y cultural en Teatro Libre, para pasar en 1961 al Teatro Universal, fundado por Federico Wolff.
En este teatro Federico actuó, montó escenografías y diseñó vestuarios. También fue ayudante de dirección de su tocayo y buen amigo. Al tiempo que era empleado de la Caja de Jubilaciones. Su consecuente pensamiento humanista y compromiso social lo hizo abrazar la militancia política en las luchas de los 60 y 70, con el costo de sufrir la cárcel y posteriormente el exilio.
Por: Pepe Viñoles
Asilado en Suecia en los 80, Ferrando se vuelca sin descanso a la solidaridad con el pueblo uruguayo, codirige una obra, pinta murales y realiza un busto de Olof Palme para Folkets Hus de Malmö. Asimismo incursionó en el periodismo cultural, dirigiendo La Revista del Sur, una publicación que acogió textos de intelectuales de toda América Latina. Como parte de su proceso creativo escribió cuentos, narrativa y guiones.
Cuando regresa a Uruguay, en los 90, se involucra con alegría y generosidad en diferentes empresas culturales, entre ellas dirige la Galería del correo viejo, que llega ha constituirse en punto de animación artística y cultural del Montevideo posterior a la dictadura. Al tiempo que se reintegra a la vida teatral donde entre otras actuó en ”Rompiendo códigos”, obra laureada con el Florencio 1994.
La crisis económica de 2002 le obliga otra vez - muy en contra de su voluntad - a regresar a Suecia, donde junto a su esposa, Mercedes Cardona y su pequeña hija Manuela, tiene que reiniciar una tercera vida. Y aquí una vez más, también retoma todas sus vocaciones y oficios: escribe, rearma su taller, expone con frecuencia y ocasionalmente vuelve también al teatro.
Inquieto, recordando siempre su comarca montevideana y uruguaya, comprometido, con sus ideas justicieras intactas, vive sus últimos años malmoenses con un ímpetu intelectual y humano inagotables que mantiene hasta el final, aún sabiendo que estaba ya acabando ”el tiempo que me había sido dado sobre la tierra”, como escribió Brecht.
El pasado mes de mayo quiso despedirse y me escribió esto que creo debo compartir con todos los que conocimos y quisimos a Federico: “Ahora estoy aquí y aquí me quedo y así se bifurca lo que hemos recorrido juntos (…) Sé también que seguiremos juntos y esa será otra de las formas en que sobreviviré, esa obsesión mía de siempre, de no irme del todo de esta vida que me ha dado tanto.”
Pepe Viñoles
Malmö, 7 de junio de 2015
