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REVA
Personas se preparan para participar en una protesta en contra de REVA. Foto: DN.
 

23 de febrero de 2014 | COLUMNA |

El registro Reva es un escándalo jurídico

Es hora de terminar con la obsesión propia de nuestra época con el color de la piel y nacionalidad como el principal compás político.

 

Fuente: Dagens Arena. 15-02-2014. Daniel Mathisen Traducción: Sara Olave

 

Cuando un hombre armado con un cuchillo fue muerto a tiros por un policía en Husby el 13 de mayo del año pasado, algo explotó en Suecia. Ya bastaba. La pregunta que daba vueltas en la cabeza de una generación de jóvenes residentes en los edificios con los balcones revestidos de hormigón -¿podemos confiar en la policía?- repentinamente se convirtió en la preocupación de todo el país. Las voces locales, las voces de la clase baja, material de los mejores titulares.

Pero los reporteros pronto abandonaron pronto Husby, lo que ocurrió ya no era igual de interesante.

El miércoles pasado, en "Uppdrag granskning" (programa investigativo de la televisión estatal) pudimos escuchar a la policía autocriticando la actuación del piquete policial en Husby. Los colegas se avergüenzan, los responsables evaden la pregunta fundamental refiriéndose a "tácticas secretas".

¿Para quienes existe en realidad el monopolio policial de la violencia? Esta pregunta surge constantemente.

Hoy día Arena Idé presenta, junto con Open Society Foundation Justive Initiative, un informe de como la policía sistemáticamente registra a ciudadanos suecos y a personas sin ciudadanía, en el así llamado Proyecto Reva. Las conclusiones de la investigación despierta más preguntas que respuestas. Nadie parece saber cómo se debe llevar a cabo el registro, aún menos que información utilizar. Las personas que han sido registradas a menudo no tienen ninguna posibilidad de saber cómo es que llegaron a estar en el fichaje computarizado de la policía.

Controles e interrogaciones ocurren arbitrariamente con el perfil racial como único método. Su extensión asusta. El año 2007 se controlaron 10 000 personas en Suecia dentro del marco Reva, el 2012 la cifra es 48 000. Un incremento del 480 por ciento en el lapso de cinco años.

Según una carta de las autoridades y la misma policía, Reva se trata de expulsar a personas que no tienen permiso de residencia. Pero en la práctica significa que todos los que no encajan en el molde de rubios, son potencial objetivo para la policía.

El mensaje es claro: algunas personas pertenecen aquí, otras no. Independientemente si has residido y vivido en Suecia por generaciones.

El patrón no se limita solo a la policía. Las condiciones para un estado nacional, como construcción - donde la democracia se basa en una comunidad étnica claramente definida - son excluyentes y antagónicas. El racismo estructural es simplemente el producto de la construcción social que erige barreras entre ganadores y perdedores.

El desarrollo tampoco va por el camino correcto, al contrario. Las señales están por todas partes. La decisión de esta semana de Sveriges Radio de poner al cómico Soran en cuarentena debido a su crítica contra los Demócratas de Suecia, es el último ejemplo de que el desplazamiento pardo se acelera [pardo= de ideas de extrema derecha]. La norma, la mayoría blanca es más fuerte que nunca.

El cantante de hiphop, Stor, lo formula tal vez más claramente:

"Nacido en Suecia, dicen segunda generación/no me den el honor de de ser llamado inmigrante no he hecho lo que papá hizo [..]Escucha policía Reva es a esas personas las que paran en el metro todas las mañanas cuando van a sus trabajos".

Es hora de enfrentar la obsesión de nuestra época con el color de la piel y nacionalidad como el principal compás político. Todas las autoridades públicas, la policía en particular, deben representar a toda la sociedad de la cual son empleados.

Cero tolerancia al racismo dentro de la policía y un plan de acción para "desracificar " los métodos de trabajo es un primer paso para ganar nuevamente la confianza. La legitimidad de la sociedad no se basa en el color de la piel, se basa en el colectivo humano que se une para solucionar los problemas sociales. Independientemente de si vives al fin de un deteriorado pasillo de cemento o en una villa de ladrillos mexicanos.


 

 

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