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Natrirprog
El personaje Natriprog, del libro Don Cometa el profeta de los niños, dibujado por Bernardo Alan Jiménez H. 
 

08 de enero de 2012 | COLUMNA |

Un departamento mágico

Por: Víctor Aquiles Jiménez H.

En un departamento, en un lugar en el mundo, en Suecia específicamente, viven dos hermanos, un hijo que es sobrino a la vez de uno de ellos y un perro que es de todos. El departamento pocas veces se llena de gente, por lo general pasa vacío. De estos dos hermanos nadie sabe casi nada, lo mismo en el barrio, en la ciudad y en el país. Nadie imagina que dentro hay mucha vida; vida de seres que existen en la ficción literaria, que ocupan espacios físicos en el papel, que llenan el universo de galaxias infinitas, no descubiertas por los poderosos telescopios de las naves espaciales que viajan al encuentro de las estrellas y planetas distantes aún.

En ese departamento a veces casi vacío donde por fuera pasa la gente indiferente en todas las estaciones del año, año tras años, se crean personajes, vidas, figuras a colores por el puro placer de disfrutar de la creación, por obedecer al imperio del cerebro sobre el pulso y la voluntad, sobre los colores dormidos pegados a su base o al envase que los contiene que al combinarse a los pinceles untados con agua o aceite cobran su valor, su belleza, sus dimensiones, sus combinaciones y luces y sus propios sitios, desde donde respiran junto a sus creadores, que dejan de lado sus tristezas regocijándose en el placer, en la alegría del verdadero sentido del arte, de la creación de algo que la naturaleza no creará sino que la mano del hombre solamente, del hombre que domina sus emociones, que sublima sus frustraciones, carencias y dolores.

No cabe duda alguna que este departamento dentro de poco será demolido y levantarán otro más moderno, cómodo y lujoso, pero sea cual sea la habitación que construyan aquí, de noche, si no regresamos nosotros jamás, los hermanos que hemos habitado en este espacio, los hijos nuestros de la sangre creativa que tenemos, los personajes que hemos creados serán los que vuelvan, aparecerán las maravillosas caricaturas, los seres más estrambóticos, más sublimes, los paisajes más extraños y bellos, con animales que es posible que la misma Naturaleza copie para otorgarles vida en su laboratorio colosal.

Sabemos, lo sabemos, que aquí no habrá nunca un museo, ni una placa, ni un recuerdo de nuestro paso, pero no nos importa, hemos ante todas las crisis, económicas, familiares, morales, etc., respondido con lo que sabemos hacer mejor que nadie: con arte, con estética y amor por la perfección, y ante el odio y desprecio, hemos dibujado flores, hemos escrito sublimes poemas que redimen las penas, hemos recreado historias tiernas, no para posar como escritor ni pintor sino para describir los anhelos que tenemos de que la vida sea hermosa como un cuento para todos y no una constante lucha por la subsistencia dramática, la competencia, el poder y la riqueza ciega.

No amigos, en este sencillo departamento con un parque de automóviles detrás y un bosque, donde pareciera que no hay más vida en su interior que la presencia seria de dos hermanos de origen extranjero que pasean un perro con apariencia de bravo, pero que es más bueno que el pan, bulle la vida y la fantasía, la verdadera fantasía.

Aquí alguna vez sabrán que hay túneles para viajar a otros mundos de verdad increíbles, de colores desconocidos y música que no deja de sonar, que por aquí pasan trenes y aviones que llevan al infinito, que hay naves de increíble diseño manejadas por astronautas vestidos de payasos; que aquí, aquí sí, hay un amor increíble, que no se está perdiendo, no, porque se está usando en la creación, en la creación día a día, minuto a minuto hasta en los sueños, aquí no se imita la vida, se inventa la vida.

Todos estos personajes y telas, cuadros, dibujos, personajes de fantasía de seguro que nos sobrevivirán y que cuando nosotros, los hermanos Jiménez ya no estemos aquí si alguien buscara o quisiera recrear nuestros pasos tendrán que seguir las huellas que conducen a los sueños primero, porque cuando salíamos del departamento siempre sonrientes pese a todo, bajo la nieve, el viento y la lluvia nos íbamos soñando, y que al regresar al calor de estas paredes ya familiares - que serán derribadas en su momento - luego del polvo emergerán transparentes, luminosos, bellos, divinos, magníficos, esplendorosos, nuestros personajes con sus voces, con su música, con sus colores y movimientos, llenando los tapices de las paredes nuevas; el barrio; la ciudad y el país entero. Porque la vida, la creación es poder divino, y lo divino, aunque usted no lo crea por ser ateo, agnóstico, lo que sea, lo divino, es eterno.

Estos dos personajes que tengo el agrado de presentarles nacieron hace años y son Natriprog y Dropriciotrulutro, conocidos en mi libro Don Cometa el profeta de los niños, dibujado por mi increíble hermano Bernardo Alan Jiménez H. BERGIME.

 

Natrirprog
El personaje Dropriciotrulutro, del libro Don Cometa el profeta de los niños, dibujado por Bernardo Alan Jiménez H. 



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