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32 cadáveres de niños fueron encontrados, según las NU. Foto: AFP / HO / SHAAM NEWS NETWORK
 

30 de mayo de 2012 | COLUMNA |

El cerebro violento ¿qué hay de realidad?

Por: Víctor Aquiles Jiménez H.

Todos los días al levantarme, incluso antes de ducharme y desayunar, lo primero que hago es encender el computador para revisar mi Hotmail y mirar lo más rápido que puedo mi "muro" en el Facebook, y luego me voy de inmediato al diario El País, de España, luego a la Nación de Chile y al Líder de San Antonio, que se renueva un poco más tarde. Lo que podría durar unos cuantos minutos, dependiendo de mi tiempo, puede tomar horas a veces, si las noticias me atrapan, porque cada noticia viene con un foro de los lectores y éstos aunque escriban con faltas ortográficas me dan una visión real de las opiniones de la gente común, de lo que piensan, y por lo general muy diversas y contrapuestas.

Leo con liviandad lo político, pero lo leo, no me lo saltó y pienso un poco y comparo y mido como vamos aquí en Europa con la maldita crisis, luego el humor, viñetas ingeniosas, y de ahí algo tomo de Eurovisión, pero levemente de la canción ganadora, algunos comentarios en favor y en contra de nuevo. La farándula me la salto con una mueca de fastidio, no la soporto en ninguna parte y luego al postre: el fútbol español, que desde que encontré a un jovencito maravilloso para este deporte, con una figura muy especial, de nombre y apellido Leo Messi me prendé del Barcelona hasta hoy, llevándome a disfrutar con los partidos y los campeonatos que ese club ha ganado en estas últimas temporadas.

También ojeo algunos editoriales, cuando los hay interesantes y los "rostros", llámense premios nobeles, críticos especializados en esto y esto otro apenas miro los titulares ya que me dan una idea de qué va el tema elegido, por lo general muy elegido y banal. Lo que no me resisto a leer, fijando mi vista en los titulares así como de reojo son las noticias criminales y de guerras. Pongo cierto interés profesional en los crímenes por "violencia de género", hechos siempre igual, cortados por una misma tijera, repetitivos hasta el cansancio, y continúo leyendo y me centro en el crimen organizado de México, que simplemente no entiendo.

De pronto, encuentro la fotografía impactante y destacada del diario donde aparecen los cuerpos asesinados de niños y niñas de hasta diez años de edad en Siria, nada menos que 32 niños... ¿por qué?, seguro que encontraremos algunas respuestas que consideraremos idiotas, tremendamente idiotas y superficiales, una tomadura de pelo a nuestra inteligencia, para justificar, errores, venganzas humanas, crímenes de guerra, de víctimas inocentes de hechos colaterales, crímenes para lograr fines políticos y muchas otras patrañas que nos llevará a la resignación, conformidad e indiferencia, o a leer la tabla de los próximos partidos de fútbol de otras tantas e importantes ligas y campeonatos que nos otorgarán la dopamina y serotonina necesaria para sentir alegría de vivir cuando lleguen esos momentos; o a poner los ojos en algún tema erótico de moda en los diarios proclive a ello; bueno también para distraer la mente, como la vista de chicas acaloradas..., pero la fotografía de los cuerpos esparcidos y desarticulados de niños y niñas a color, en posiciones de abandono, llenas de heridas y manchas sangre seca sobre sus cuerpos quita el aliento, ofende la dignidad humana. Me llaman la atención los ojitos de algunos cadáveres-niños, abiertos, como preguntándose ¿qué pasa Dios mío? O tal vez alcanzaran a gritar: "¡Mamá..., papá!". La sorpresa trágica en la inocencia de esos niños ante el absurdo destino criminal que les arrebata el aliento y la vida cuando estaban a punto de iniciarla queda manifestado en sus ojos, mirada de estupor ante el horror de los adultos criminales y déspotas, inconscientes despreciables engendros del mal que han tomado sus vidas sin ninguna razón justificable. Sí, no hay ninguna justificación, ni la más mínima, como la de todos los criminales del mundo, genocidas, asesinos en serie, o crímenes de mafiosos sólo por imponer sus leyes de terror.

La violencia humana, que es la única que conozco me preocupa y hay que conocerla bien y preguntarse si sirve o no sirve para nuestro desarrollo y para "la posible evolución del hombre" esa evolución de la que hablamos o nos llenamos la boca. ¿Es signo de evolución nuestra ver horrorosos crímenes de cuerpos mutilados colgando de puentes a modo de escarmiento y atemorización de la población? ¿Es signo de evolución ver a un tipo en YouTube volándole los sesos a un hermoso ejemplar de elefante? ¿Es signo de evolución ver cómo en Dinamarca, ce celebra una ceremonia de iniciación al mundo de adultos de jóvenes que con machetes sacrifican a cientos de delfines todos los años tiñendo de rojo las aguas de una bahía? ¿Es signo de evolución del hombre a otro estadio superior el asesinar a 32 niños inocentes en Siria; niños que nadie ha tenido la posibilidad de cerrarles los ojitos para que se duerman de una vez y apaguen las imágenes de terror de este mundo siniestro?

¿Qué me importa Eurovisión y la canción ganadora con una danza vampiresca en el escenario? ¿Por qué tengo que distraerme con los goles y genialidades de Leo Messi con su gran equipo, el Barcelona, para evadirme de estos crímenes? ¿No suena a abstracto eso de "La comunidad internacional desaprueba estos crímenes?" Nosotros somos la comunidad internacional y no decimos nada; mis vecinos no tienen ni idea, ni creo que se enteren jamás, ni los fanáticos del fútbol, del tenis, ni los ejecutivos de la banca, ni los políticos ni nadie. La "comunidad internacional" es una metáfora de una idealización, de una fantasía que nadie se la cree, porque no es un partido político, ni un movimiento social, ni una corriente de información dirigida, nada, es sólo un recurso literario de los que redactan las noticias, creyendo que estos crímenes afectan el criterio de los humanos decentes, socializados, con estructuras y redes sociales organizadas que permiten la convivencia pacífica, pero nada, no hay tal "Comunidad internacional" que desapruebe estos horrendos crímenes sino que son las mismas instituciones como ser la ONU y unos cuantos "Observadores" que observan lo observado por los periodistas y sus respectivos medio. Ahí esos niños, con ojos de peces fuera del agua son un deplorable, miserable y triste espectáculo de que por alguna parte nuestra civilización y especie, está en vísperas de evolucionar. Evolucionar definitivamente a chacales.

La violencia humana me interesa para hacerla desparecer de nuestra conducta, tanto social como individual, y todo lo que hagamos por lograr ese fin hoy es poco y no nos queda más que poner el dedo en la llaga buscando educar, es la única herramienta que tenemos viable.

A modo de colofón para demostrar mi preocupación sobre el tema de la violencia incluyo un artículo mío publicado en el Líder de San Antonio, Chile el lunes 27 de octubre de 2003 con el título: El cerebro violento ¿qué hay de realidad?:

"¿Los sucesos criminales se notan más porque son más informados por los medios de comunicación?. "¿Ha recrudecido la violencia en Chile porque somos más que antes?", pregunta el conductor de un programa de televisión sin dar tiempo a la invitada, una doctora, psicóloga clínica, quien se esfuerza en presentar en escasos segundos su teoría sobre el estrés, y un ejemplo de una olla a presión que tarde o temprano explotará de tanto acumular tensiones. Si bien es cierto que la respuesta de la profesional es cabal en lo que atañe a su formación, conocimientos y experiencias, queda flotando en el aire algo más que su corto ejemplo.

Lo mismo sucede en todo el país con las estadísticas sobre el aumento de la criminalidad, la búsqueda de recursos para combatir el crimen, sin decirnos cómo, porque el crimen en todas sus formas tendrá su origen en algún sitio y causa. Y si conocemos las causas y no comenzamos por ahí primero el problema se plantea más como una preocupación que una solución para tratarlo adecuadamente.

Un crimen es un acto que ofende y pone en peligro la confianza de los ciudadanos en su organización, en su comunidad, en su sistema de mutua y recíproca convivencia. Así de sencillo de entender. En sus múltiples facetas el crimen nos alerta más cuando atenta contra la integridad física de las personas, de sus bienes y cuando es de naturaleza moral. Es lógico entender que la seguridad de las personas ha de estar garantizada en la unidad, y ésta se produce cuando hay un consenso que permite la existencia de normas aceptadas que representan la naturaleza de todos. Y ésta se basa en leyes morales; porque el hombre es un ser moral, es decir alguien que actúa con ética, con honor y dignidad. Transgredir estos códigos es inaceptable en cualquier sitio del mundo, independiente al desarrollo de cada pueblo, están ahí para ser respetados. Salirse de ellos es ser criminal dependiendo del grado que cada sociedad estime por las faltas en su contra y lo que tipifique como delito y su penalidad.

El homicidio no lo acepta el hombre, ni asociado, ni en solitario, va contra su naturaleza, contra el "orden" natural de las cosas, y es su propia racionalidad la que le impide ser un homicida; aunque sienta el impulso de matar, incluso a su hermano. Estoy hablando de la persona normal, aquella integrada a su sociedad. No obstante la historia está llena de horrendos crímenes de guerras.

Ahora nos interesa el crimen común, aquel que se comete a diario en cualquier sitio con inaudita violencia y desprecio a la víctima. Siempre nos preguntamos si realmente tenemos un cerebro violento, si actúa en nuestra especie un gen asesino, o si la criminalidad proviene de ambientes paupérrimos, donde la vida no vale más de lo que se consigue para mantenerla y prolongarla. En este caso se odia el entorno. En el lado contrario, donde abundan los bienes y el confort, la criminalidad obviamente es más refinada y no busca el exterminio de sus víctimas sino la tortura, la degradación, la humillación, el sometimiento en actos que la comunidad abomina. Aquí se desprecia a la sociedad. De todas formas los criminales ricos o pobres, ante la ley y el grado de su crimen, tendrán que responder al código de justicia que haya vigente en su sociedad".

 

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