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Piedras
 
 

28 de marzo 2014 | COLUMNA |

Tropezar con las mismas piedras

Por: Víctor Aquiles Jiménez H.

Para darse cuenta de la historia y que ésta se repite en ciclos hay que estar atento a ella, es lo que hacen los historiadores, profesores del ramo, sociólogos, antropólogos escritores, periodistas, analistas, etc. Y todos podemos coincidir que pareciera que la tendencia, o la ley de la historia del hombre es tropezar con la misma piedra, hecho que los animales no suelen cometer cuando algo ingrato les sucede. ¿Pero por qué debe ser así, cuando nadie por ejemplo quiere o desea una tercera guerra mundial? O volver a cometer hechos desgraciados en el largo camino hacia el desarrollo que hemos conseguido en tecnología y democracia, en los conocimientos que poseemos que son enormes si los comparamos con aquellos de la Edad Media, por nombrar una época. Todas las demás estaciones históricas al presente nos parecen oscuras y arcaicas. Sin embargo, el fantasma de cometer los errores los mismos errores del pasado están latentes, y esto lo podemos ver en que la industria de armamentos no se detiene, y en lo social, vuelve el racismo, en los mismos sitios donde se ha engendrado esta filosofía.

Vea usted amigo lector, que todos aquellos pilares en que se erige la sociedad moderna occidental se encuentra siempre tambaleante, no hay nada sólido y estable. Hace poco teníamos a los griegos como el icono filosófico incuestionable como inventores de de la democracia, es decir de la cuna misma, a través de sus filósofos, su política y cultura. Hoy con cierta decepción vemos que hay grupos neonazis en Suecia y otros sitios europeos que tienen a Grecia como símbolo del racismo, porque hay un grupo neonazi en ese país que ha hecho de las suyas estos últimos tiempos, como cantaría Mercedes Sosa "Todo cambia" de mi amigo Julio Numhauser, que conocí cuando fue Agregado Cultural en la Embajada de Chile en Estocolmo. Nada más cierto, todo cambia, y en el sentido de la nota que escribo, cambia para volver a repetirse. Pocas veces los cambios nos permiten ver hechos positivos. Nuestra ciencia, tecnología, filosofía, cultura en general no nos sirven para realizar cambios tangibles que podamos apreciar favorables al desarrollo y evolución de la humanidad, porque todavía vemos que hay "bloques" geográficos como Occidente, Oriente Medio y Oriente, en cada sector hay diferentes pautas culturales y políticas que nos hacen extraños de manera automática, pese a los intercambios comerciales que son los únicos vínculos válidos entre las culturas más diferentes que hay en el mundo. En lo que respecta a la cultura corriente de cada bloque, hay normas, conductas y creencias transmitidas de generación en generación a las que no se puede criticar ni tratar, porque pertenecen a los mores, que serían creencias arraigadas como rocas en la mente de las personas. Son tan intocables como inamovibles y cada nación, más o menos, cada región y localidad las posee, como los mismos conceptos personales en los que creemos cada uno de nosotros. Así es, como diría un historiador de la antigüedad, que los sirios, griegos, romanos y troyanos, no poseían las mismas pautas culturales, algo que es así en el presente. Aunque se tiene conciencia tangible de la realidad y de la historia, los políticos, de acuerdo a las circunstancias nombran y recurren a la historia para defender acuerdos y doctrinas y el más reciente es el mensaje de Angela Merkel en su discurso diciendo: "Rusia está utilizando métodos del siglo XIX y XX para sus propios intereses, una estrategia que representaba una abierta violación al derecho internacional que es inaceptable". "Una fase de gran inseguridad para Ucrania, Rusia no actuó como un socio, sino que se aprovechó de sus debilidades". En su mensaje a Putín le advierte sobre las terribles consecuencias catastróficas que puede sufrir si insisten en anexar a Crimea a Rusia, luego de la consulta, alegando que toda la Unión Europea está decidida a imponer medidas comerciales y políticas muy duras a Rusia...

Estamos por volver a resucitar la "guerra fría" post segunda guerra mundial, de Rusia con Estados Unidos, hoy ampliada con la Unión Europea. El panorama es complicado porque no vemos una salida clara de los protagonistas a superar la situación, sino es con castigos y amenazas, por mientras de tipo político y económico, porque para un lector neutral todas las partes y protagonistas parecieran tener razón y, aunque tratemos de pensar sin temores, convencidos que se impondrá el sentido común y el buen criterio, somos temerosos que se pueda producir una debacle de impredecibles consecuencias, y en eso estamos hoy. Tenemos además otro tema que no pasa nunca, pero que tiene épocas en que se manifiesta con descaro y esto es el racismo. Hoy es una época que le favorece, y le vemos emerger en varios escenarios de países con una desgraciada historia racista y en otros que se están atreviendo a mostrar esos rastrojos de atuendos racistas, promoviendo unas actividades de confrontación sin disimulo, aquí en Suecia también, encontrando su natural respuesta de quienes abominan de esta filosofía.

Cosa curiosa, hablando de los ciclos de la historia, de hechos que pareciera repetirse, la historia del hombre se repite cada cierto tiempo, con parecidas circunstancias y motivos. Lo que que quiere decir que nos cuesta sacar lecciones y tomar decisiones que nos permitan desechar todos los elementos capaces de impedir el desarrollo y crecimiento de la humanidad. La Naturaleza es más cuidadosa, no nos asola con sus catástrofes, con sus diluvios, terremotos y tsunamis, ni siquiera es posible predecir cuando nos podría caer un meteorito, en cambio el hombre es predecible su comportamiento porque suele repetir lo mismos. Los fantasmas de guerras, el racismo, son como rebrotes de las estaciones del tiempo, y nos podemos liberar de esos temores atávicos, que son productos de traumas sociales, archivados o grabados en el subconsciente de nuestra especie. Eso serían los mores, o parte de ellos, aquellas inamovibles piedras colosales de nuestra humana cultura atragantadas de ideas y creencias primitivas. Mientras escribo esta columna leo, me entero por la tele, que los norteamericanos han desplegado aviones F-16 Polonia y que los rusos tienen tropas en la frontera de Crimea, con todo sus equipos de guerra.

Todos estos juegos bélicos y políticos, que ponen al mundo atento y nervioso porque pueda algo grave, quizás es una cortina de humo para distraer la atención de la gente, para hacerles saber que vale más una mala paz que una buena guerra. Es posible. Como es posible que haya una conspiración de las grandes potencias para someternos a aceptar esta mala paz con todas las injusticias sociales que hay, con la corrupción de la política, para que nos resignemos y aceptemos esta mala paz a una buena guerra donde perderemos todo y todos. Podría ser una estratagema para mantener el actual estado de cosas.

Ya sabemos que para crear una buena guerra no se necesitan buenas razones, sino buenos objetivos que la justifiquen, y esa es la pregunta que hay que hacerse. Y esos buenos objetivos solo lo saben unos pocos. Como siempre.

Con todas las herramientas técnicas de comunicación, como el ciberespionaje existente, recursos que apenas podemos imaginar, con satélites que nos fotografían a gusto, con telescopios espaciales que envían fotografías de galaxias lejanas, con soles mil veces más grandes que nuestro pequeño sol terrestre, con una medicina que alarga el promedio y calidad de vida, con todas las profesiones, asignaturas que nos llevan a conocer lo que es arriba y lo que abajo, el micro y macro mundo, todavía no somos capaces de hacer un pronóstico de la posible evolución del hombre. No tenemos cómo hacer una prospección de la sociedad real de aquí a unos cuantos años más. La sociología tampoco sirve escudándose en la ciencia o el método científico que habla de demostrar hechos que tienen una ley para volver a repetirse, y eso es lo que hace la ciencia también, estudiar la frecuencia de los fenómenos naturales como se repiten, y tratando de saber el por qué se producen y repiten. Es la ley de la biología estudiar el origen de los cambios humorales, neuronales, celulares, para buscar antídotos contra enfermedades, para mejorar, alargar la vida de los humanos, de los animales, de la misma naturaleza, pero no hay manera, con todos esos conocimientos predecir los cambios de la sociedad humana. Quedamos igual o peor que antes de preocuparnos de estas cosas.

Debe ser porque las personas, como individuos, como grupos, clanes, hordas o civilizaciones somos impredecibles, tanto en lo individual como colectivos y eso nos hace reacios a imaginar una sociedad evolucionada mejor de la que conocemos, porque ni siquiera tenemos planes, no hay no se ven proyectos tendientes a conseguir estos objetivos, porque realizarlos pueden ser muy caros al tener que pagar a los mejores filósofos, antropólogos, sociólogos, etc. para comenzar a realizar estudios de como cambiar el mundo. Y para ello hay que comenzar a estudiar las tendencias, aunque sean manejadas de forma artificial, como en la moda, como se imponen las marcas, las costumbres, la música, el deporte, el sexo y sus múltiples derivaciones en espectáculos, pornografía, instrumentos de placer, etc. Dentro de la sociología esto cabe en lo que se llama USOS, es decir lo que está de moda y se expande como el agua. Lo otro en sociología es COSTUMBRES, lo que significa que cada nación o pueblo, tiene sus costumbres propias. Y eso lo sabemos todos que por regiones, las costumbres son señales de identidad. Y lo que no se cambia, siendo inmutable e inamovible tiene el nombre de MORES.

Con estas pautas sociológicas resulta complicado hacer con certeza una proyección o prospección futura de la sociedad, por el simple hecho que el "futuro" no se conoce, ni lo vivimos. Es una idea filosófica nada más, metafísica. Al pensar en el futuro sabemos que se va a diferenciar del presente por cambios, quizás nos veamos o imaginemos a nosotros y a los demás mayores o desaparecidos ya del concepto futuro. Tampoco tenemos conciencia, o quizás no nos importe saber que vivimos el futuro del pasado. ¿Y qué es el presente? ¿El futuro del pasado o el pasado del futuro? Por lo tanto, si no tenemos ideas de como llega y se forma el futuro, que sabemos que existe y que llega por el factor de medir el tiempo y marcarlo con una fecha en el calendario. No sabemos cuando ya vivimos en el futuro, o estamos luchando en el presente, clavados a un pasado que recordamos con más frecuencia. Sabemos que hay una transición o transferencia del tiempo a través de las herramientas que tenemos para medirlo pero no tenemos la certeza si vivimos en el pasado o futuro estando en el mutante presente. Por lo mismo, simplificando este axiomático paradigma de construcción filosófica, no existe el tiempo sino que nosotros. Quiero decir que con todo este soliloquio que para construir, proyectar, prospectar un mundo mejor, hay que comenzar ya, ahora, definirlo aunque sea por partes. Se puede hacer desde la política, de sus postulados, desde la filosofía, es decir dándole sentido a las cosas, poniéndole nombre, desde la imaginación literaria, desde la sociología, para ver que indican las tendencias, las pautas de comportamiento, los laboratorios sociológicos, desde la antropología, la ontología, las matemáticas, la ciencia, la medicina, biología, neurociencias, que es lo último y más nuevos de las disciplinas, etc.

Entonces, si ya sabemos que hay pautas de conductas sociales, si en cada cultura tenemos los USOS; lo que se lleva; lo que está esta de moda; los giros del lenguaje... Las COSTUMBRES, son las que cada pueblo, región o país tienen y que marcan las diferencias de un sitio a otro, de una comunidad a otra. Los MORES son pautas como rocas, de creencias arraigadas; estigmas, historia, etc. intocables, difíciles de cambiar de no haber un previo un trabajo interdisciplinario que tenga una causa, una identificación, una necesidad de producir un cambio en la sociedad para mejorarla. Pondré algunos ejemplos de mores: las guerras y su industria y finalidad, las creencias religiosas, los nacionalismos y sus múltiples representaciones, tanto folclóricas como raciales, los héroes y todo aquello que produce culto y veneración. Y la lista puede crecer en la medida que sigamos pensando y añadiendo.

Lo que está sucediendo en Crimea por un asunto interno entre los habitantes de este país que se está transformando en un hecho global, que pone en jaque al mundo. Hay sanciones, amenazas de tipo económicas y políticas contra Rusia y amenazas militares. Esto es parte de las COSTUMBRES que el mundo ha utilizado siempre, solo que vuelven a repetirse. Lo que significa que no hay futuro en todo esto sino una regresión al pasado, porque no hemos inventado el sistema que impida llegar a estas bravuconadas peligrosas, muy peligrosas para la paz mundial.

Para ir acabando, si queremos tener injerencia en la construcción de una sociedad mejor, tenemos que discernir que es lo peor que hay que cambiar, no que sea una abstracción sino algo localizable, un MOR que impida una sociedad mejor, más elevada, digna, más justa y solidaria a la par de la tecnología que hemos desarrollado. Esperar a que el futuro sea esplendoroso es como decir nunca.

Mi labor es conseguir hacer pensar, no producir los cambios yo, bastante tengo con escribir mis ideas y presentarlas, pero para eso tenemos políticos pagados, profesionales cualificados pagados, instituciones pagadas, pensadores, educadores pagados, que tienen que pensar ya en qué pueden influir, qué pueden hacer, por cambiar desde un punto de vista empírico (práctico, tangible, comprobable) por un mundo mejor. Termino, el idioma, las ideas, los conceptos filosóficos hechos,manidos, utilizados tanto para un barrido como un fregado pueden emplearse a favor o en contra y se pueden analizar dependiendo los intereses de las personas. Por ejemplo Ángela Merkel ha hablado fuerte en contra de la política de Putin y de Rusia, refiriéndose a una política de expansión de esta potencia por su nacionalismo, haciendo alusión a viejas prácticas correspondiente al siglo XIX y XX por parte de los rusos, pero las amenazas son también viejas prácticas de bloques que todos conocemos al estudiar la historia del mundo. Claro, es una reacción normal y sensata poner las cosas en su lugar al tratar de cambiar viejos recursos expansionistas, que hoy están en desuso por los infinitos acuerdos conseguidos a través de Las Naciones Unidas para prevenir estos abusos y las guerras.

Veremos los pasos que se seguirán antes de que las cosas tomen otros giros.

No podemos siempre volver a tropezar con las mismas piedras.

 


 

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