Por: Marisol Aliaga

Una visita relámpago de 72 horas trajo a Marco Enríquez-Ominami a Suecia, la semana pasada. En Estocolmo se reunió con Rossana Dinamarca, vicepresidenta del Partido de Izquierda,  Pierre Schori, del Partido de la Socialdemocracia y  Bodil Ceballos, del Medio Ambiente, entre otros.

Unas 65 personas, la mayoría chilenos residentes en Suecia, asistieron a la charla que ofreció el viernes 8 de este mes, en ABF, Estocolmo. Magazín Latino [antes Mujer.se] estuvo allí, pudiendo constatar que, como lo dijera Igor Cantillana - director de teatro y uno de los gestores de la visita - Marco Enríquez-Ominami "formula vertiginosamente las ideas". En otras palabras, no fue fácil seguirle el ritmo,el cual mantuvo en las dos horas que duró el encuentro, abarcando una serie de temas de actualidad y respondiendo las preguntas de los asistentes.

Marco Enríquez,  se mostró emocionado al reunirse con parte de la comunidad chilena en Suecia, con la que, a pesar de ser de otra generación, comparte la experiencia del exilio. Habiendo nacido en junio de 1973, a los cinco meses de edad llegó a Francia en calidad de exiliado, "porque era hijo de quien era hijo y nieto de quien era nieto", dijo. Su padre, Miguel Enríquez, dirigente del MIR, para la fecha de su nacimiento ya se encontraba en la clandestinidad y había advertido que se venía un golpe de estado duro, que la derecha era capaz de hacer cosas muy crueles. Los hechos ocurridos más tarde le dieron la razón.

- Me da mucho gusto estar aquí, no siempre me toca conversar frente a una comunidad con la cual se tiene una vivencia en común. Al igual que ustedes, uno a veces se siente extranjero en su propio país, por el enorme divorcio que son 14 años de exilio. Mi primer idioma no fue el castellano, mi primera profesora no fue chilena, mi primer amigo no fue chileno, en el barrio donde vivíamos, en Paris, todos mis amigos eran árabes, dijo.

Seguidamente hizo un análisis de Chile basándose en una mirada subjetiva y presentando algunas de las alternativas que su partido propone. Partido del cual él aspira ser un líder, no un candidato, ya que éste último tiene "una fecha tope". 

Aunque la decisión de fundar un partido político en un país donde estos son despreciados no es tarea fácil, es una opción "muy impopular y contranatura", reconoció.

- La evaluación de los chilenos con respecto a la democracia, como ustedes saben, es declinante. Con respecto al Parlamento, es de las peores en América Latina, después de 17 años de dictadura y 21 de democracia, nadie ha defendido la política. Es  curioso que en Chile, después de 21 años, ya estemos en los niveles de descrédito de la política que presentan  sociedades que tienen 150 -  200 años de democracia continua, afirmó.

El mozo

Marco Enríquez quiso contar la anécdota de un mozo que trabajó en La Moneda durante la dictadura de Pinochet, más tarde en el gobierno de Aylwin, de Frei y de Bachelet. "Hay algo que no entiendo", dijo este. "Fui mozo durante la dictadura y he sido mozo durante la democracia, con distintos presidentes. Yo no me explico cómo es que los presidentes cambian, pero los invitados a los cócteles son siempre los mismos".

A Enríquez-Ominami, le pareció esta anécdota  un buen retrato de lo que pasa en Chile. Él no quiso ir - a propósito de cócteles -  a la cena ofrecida a Obama en su reciente visita al país, pero sí escuchó su discurso.

-  Si cambiamos a Piñera por Lagos, los invitados serían los mismos, no habría ninguna diferencia, los mismos empresarios, los mismos curas, los mismos políticos, dijo.

Según el ex presidencial,  Chile es un país que ha cambiado mucho, pero que en la política "sigue en la misma geometría".

Refiriéndose a lo positivo, resaltó que el país ha logrado un consenso democrático "más o menos sólido", un consenso respecto al rol del mercado para crear riquezas, "aunque no para distribuirlas", pero que los chilenos - afirma - no están de acuerdo respecto al rol del estado.

Según é, y de acuerdo a la constitución ilegítima de 1980, éste es un concepto anquilosado que, además, es muy difícil de combatir porque no existe voluntad de discutir acerca del estado.

Enríquez-Ominani señaló que  Chile tiene uno de los sistemas políticos más coloniales de América Latina, una monarquía presidencial, un presidencialismo casi único en el mundo.

-   ¿Se acuerdan de esas figuras de las películas de El Zorro, de los gobernadores? Son designados por el presidente. En Chile no hay ningún grado de federalismo ni de descentralización. En un país de 5000 km de largo, tiene sentido que se discuta si en Punta Arenas, el gobernador debe ser designado por la monarquía presidencial o por los puntarenenses, acotó.

Defiende la idea de un primer ministro, para que el poder se descentralice. "Y eso no viene de Pinochet, viene de Diego Portales. Que Pinochet lo agudizó, pensando en él, sí. Que la democracia nunca quiso cambiarlo, también. En la reforma constitucional del 2005, con Ricardo Lagos, se tocó todo menos eso. Ni en EE.UU existe este presidencialismo. El congreso norteamericano tiene mucho más poder que el congreso chileno", afirmó.

Otro de los puntos álgidos que siempre se debaten es el del sistema "binominal", acerca del cual también tiene sus puntos de vista.

-   En Chile tenemos un sistema electoral inédito, donde el 33 % es igual al 57 %. Se  llama sistema binominal, y es bien insólito: te permite con 30 % de los votos controlar la mitad del parlamento. ¡Esa matemática no se enseña en ninguna parte del mundo! La enseñó la democracia chilena y no ha habido voluntad - hay que ser sincero - para corregirla, dijo, con seriedad.

Marco Enríquez explicó que la conciencia cívica de los chilenos fue en aumento hasta el 1990, cuando se impuso el sufragio obligatorio. "Hay 3 millones 700 000 jóvenes que no están inscritos. ¿Por qué? Porque quieren participar cuando les da la gana y sin que se les sancione cuando no lo hacen. Yo estoy a favor del voto como un deber, no como una obligación", dijo.

Respecto al tema que nos interesaba a la gran mayoría de los allí presentes: el derecho a voto de los chilenos en el extranjero, Enríquez-Ominami explicó la necesidad de cambiar el padrón electoral,  que data de 1988. "Este tiene una tremenda omisión: no permite que los chilenos que viven en el exterior voten. Esto es inaceptable y supone, una concepción de la nacionalidad bien curiosa. Y la derecha ha propuesto algo bien absurdo: que hay que tener un mínimo de puntaje, de ´actos de buena voluntad´ para ser chileno. Que si no has vuelto a Chile en tantos años, etc, etc. Eso es denigrante", sostuvo.

 

Los mapuche

Otro de los temas que abordó fue el de la comunidad mapuche, según él, sujeta a "una grave omisión constitucional" ya que Chile no establece que se hablan distintas lenguas, no reconoce que es un estado multicultural. "Esto es inaceptable. También se ha aplicado la ley antiterrorista, ilegitima, que viene de la época de Pinochet, durante 20 años por un ministro del interior socialista. A mí me preocupa, porque es impresentable y he protestado siempre por ello", dijo. Según él, existen recursos para acabar con esta ley discriminatoria que se aplica en contra de los mapuches, pero solamente el gobierno actual de derecha ha demostrado voluntad de anularla, algo, según él, provocador y doloroso. "Se le pidió, se le imploró al gobierno anterior y al de Ricardo Lagos que no se aplicara la ley antiterrorista. Existen herramientas, en nuestro código penal, para sancionar a quien se aparta de la sociedad de derecho, los mapuches no necesitan de una ley especial, ellos han sido aniquilados, maltratados, durante cientos de años,  a estas alturas", enfatizó.

Al finalizar la primera parte de su exposición se refirió al tema de los medios de comunicación, que en Chile se concentran en pocas manos, lo que afecta, obviamente, el acceso a la información. No se ha querido legislar al respecto, como en otros países, para regular los monopolios.

-   ¿Qué es, básicamente la democracia? No es solamente el acto de votar, es garantizar dos bienes jurídicos: la libertad de expresión y el acceso a información. ¿Qué tiene Chile, en materia de televisión? Un sistema que le ha permitido a la iglesia católica, al vaticano, tener una concesión indefinida única en el mundo. Hace poco se aprobó una ley que promovió el gobierno anterior y que fue incapaz de proponer una revisión al rol concesional. En Japón, cada 10 años se revisan las concesiones, en Chile esto es "indefinido". Sólo los uruguayos son más creativos que nosotros, han dicho que es "sin fecha",  una formulación más poética, afirmó, con sarcasmo.   

Seguidamente abordó el tema de la pobreza y la necesidad de reajustar los  niveles de medición de la misma. De hacerlo, Chile ya no tendría un nivel de pobreza de un 15 %, si no del 30 %, ya que las mediciones actuales datan del año 1988. "Nos cambia la urgencia cuando te das cuenta  que el 30 o el 40 % de los chilenos, viven en la pobreza;  se hace urgente una reforma tributaria, de aumentar los impuestos a los ricos y disminuir el de los pobres", explicó.   

Otro tema fundamental: la educación. Afirmó que es una vergüenza que en Chile, en 40 años, no se haya creado una universidad pública gratuita, mientras que en Argentina Carlos Menem, de derecha, creó 10 universidades públicas y gratuitas, en 1996.

-   Se abandonó la educación al eje de la demanda más que de la oferta. Es más importante la libertad de los padres de elegir un colegio para sus hijos que el deber del estado de proporcionarle una buena educación al niño, explicó.

Otro hecho que Enríquez-Ominami considera vergonzoso es  que Chile,  junto al Vaticano, El Salvador y Nicaragua no tiene aborto terapéutico. "Si una niña de nueve años que ha sido violada, se hace un aborto, va preso el médico", explicó, y agregó: "la concertación estuvo 20 años en el poder y le habría bastado una mayoría simple en el parlamento para promover el tema del aborto terapéutico, pero no lo hizo. Como tampoco propuso cambios de ley respecto a los derechos de las minorías sexuales. Al parecer, ahora va a ser Piñera, quien lo hará", dijo.

Él, por su parte, opina que es derecho de cada mujer el decidir sobre su propio cuerpo y, hace un tiempo presentó un proyecto de ley al Parlamento,  defendiendo el derecho al aborto.

También advirtió sobre el peligro del nacionalismo, más que del populismo  – es partidario de abordar el tema de la salida al mar para Bolivia - , de la agricultura transgénica, de los sistemas AFP  y de la falta de regularización del precio de los farmacéuticos. Entre otros.

 

 

Luego de una merecida pausa, el ex presidencial contestó las numerosas preguntas de los asistentes hasta que el tiempo puso su límite.

Entre otros, se tocó el tema de los derechos humanos, luego de una pregunta del escritor Jorge Contreras, y algo que le interesa y lo afecta de cerca. Su padre, Miguel Enríquez, líder máximo del MIR, fue asesinado por la DINA en 1974.  "La justicia también tiene que ser oportuna. En Chile se pactó en exceso. Los asesinos de Miguel se siguen paseando por las calles, de vez en cuando los veo", dijo, agregando que su padre "tuvo el honor de morir en combate. Prefiero que haya muerto de un balazo", afirmó, recordando el doloroso hecho de que muchos militantes fueron torturados hasta la muerte.

Para él, el hecho de que Pinochet no haya pagado sus crímenes es aberrante, sobre todo cuando,  gracias a la justicia española y británica faltó poco, cuando se le retuvo en Londres, en l998.  "Se le llevó de vuelta a Chile alegando que ´en Chile somos mejores para la justicia´, lo cual es una mentira", dijo. Según él, el principal responsable de que el viejo dictador no enfrentara un juicio es el ex presidente Eduardo Frei.

Sin embargo, Marco Enríquez-Ominami no es partidario de quedarse en el pasado, y sugirió "ver la realidad chilena actual", en donde la derecha ha ganado terreno y donde "algo está pasando con la izquierda".

A pesar de que ha sido el único que ha realizado en Chile un homenaje a la lucha armada, por el cual recibió una crítica masiva, que "se la tragó con gusto" no se quiere detener en las décadas pasadas, sino en las que le faltan.

-   Mi presentación está basada en el futuro. No soy analista ni opinólogo. Mi desafío es otro, dice Enríquez-Ominami.

 

 

Al término de la charla, Mujer.se quiso saber la impresión de Igor Cantillana, respecto a la exposición de Marco Enríquez. "Marco, al igual que Miguel, a quien tuve la fortuna de escuchar varias veces, hace uso de una vertiginosa formulación de las ideas. El lenguaje es desprovisto de retórica y uno se sumerge en aguas profundas y revueltas. Es el talento natural de un genio político, que avasalla en la intensidad de su exposición. Es eso lo que yo pensaba, cuando pedí una pausa para todos los oyentes y así recuperar los pies en la tierra", dijo el Director de Teatro, quien también es el representante del Partido PRO en Suecia.