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Husby
"Es una revuelta". Numerosas organizaciones de jóvenes instan al gobierno a mejorar las condiciones de vida en los barrios marginales y a poner fin al abuso de poder de parte de los policías. Foto: Aftonbladet.
 
24 de mayo de 2013 | SUECIA |

Quinta noche de disturbios en los suburbios de Estocolmo

ESTOCOLMO: Por quinta noche consecutiva se registraron serios disturbios en las zonas adyacentes a la capital sueca. Los enfrentamientos entre jóvenes y el cuerpo de policía y de bomberos han continuado, y se han extendido a otras comunas.

Durante la noche del miércoles se registraron incidentes en distintos barrios periféricos del gran Estocolmo, resultando varias personas detenidas y policías con heridas leves, así como también la noche del jueves.

El Primer Ministro, Fredrik Reinfeldt, declaró, recién al día y medio de desórdenes:

- La ley sueca es igualitaria para todos a lo largo de toda Suecia. También dijo que "la policía sueca estará allí" y que se aplicará la legislación sueca.

El balance, luego de cinco noches de enfrentamientos es de más de cien coches quemados, estaciones policiales y de bomberos apedreadas, dos jóvenes que serán llevados a juicio y un país entero que se pregunta: ¿ Por qué?

Por: Marisol Aliaga


Si hubiera que contestar la pregunta con una sola palabra, esta sería: Segregación.

Sin embargo, y por supuesto, la realidad es mucho más complicada y se necesitan muchas palabras para contestar el porqué los suburbios de Estocolmo se encuentran en llamas.

Lo que comenzó como una protesta por la muerte de una persona a manos de la policía, se ha ido extendiendo a numerosos suburbios de Estocolmo: Rinkeby, Tensta, Södertälje, Älvsjö, Farsta, Rågsved, la lista suma y sigue.

Algunos afirman que lo suburbios compiten en ser "el peor".

Los dueños de los autos incinerados le exigen al gobierno mano dura. Un parlamentario exige que se instale un toque de queda. Otros que se combata a los jóvenes como se hace en París, o en Londres.

Todos están de acuerdo en que esta no es una buena forma de protestar.

Pero las revueltas continúan. Y nadie sabe cuando cesarán. "Estamos en guerra con la policía", dicen los jóvenes.

Algunos se van a los extremos, o muestran su verdadera cara. Como el parlamentario del Partido Moderado, Hanif Bali, quien escribió en su página de Facebook:

"No me importa de qué cueva han salido arrastrándose, no importa si es de Solna, de Sundbyberg o de Danderyd. No hay ninguna razón para prender fuego a algo".

Respecto a los protagonistas de los enfrentamientos, Bali dijo: "Encuéntrenlos, arréstenlos, y castíguenlos".

Según él, hay que encontrar a los vándalos, y desahuciar a sus padres.

Más tarde - muy posible que debido a las críticas recibidas - se arrepintió de lo escrito, sacó las declaraciones de su Facebook y dijo que se había expresado cuando estaba "afectado".

El partido xenófobo, por su parte, se deleita constatando que las revueltas son producto de la multiculturalidad, mientras que la oposición sostiene que se debe a la política de la Alianza.

De hecho, luego de que Suecia se encontrase en un lugar privilegiado respecto a otros países según la OECD, ahora se encuentra mucho más abajo en la lista de bienestar social.

La política de la Alianza ha sido la de favorecer a quienes tienen trabajo y seguridad social en desmedro de los que carecen de un puesto de trabajo o están enfermos.

- Los "suecos étnicos" tienen una muy buena situación, dijo el Primer Ministro, Fredrik Reinfeldt, hace un tiempo atrás.

¿ Y los demás?

En los barrios marginales, los jóvenes de entre 20 y 25 anos afrontan una cesantía del 40 % . Ellos no estudian ni trabajan. Muchos de ellos tienen padres también desempeados. La escuela para adultos (Komvux) se ha disminuido a la mitad de su anterior capacidad y los recortes en el terreno de la educación y la cultura han llovido, sobre los suburbios de Estocolmo.

A esto se suma un desconocimiento de cómo están los pobladores de los barrios marginales. Los miembros de gobierno nunca van allí. Los políticos nunca van allí (o sólo en periodo de elecciones) y la prensa cuenta las cosas a su manera.

 

El periodista de Aftonbladet, Peter Kadhammar , ha escrito una crónica al respecto:

 

 

Fuente: Aftonbladet. 23-05-13. Peter Kadhammar. Traducción: Wladimir Loyola

 

No los conocemos

- La mayoría quiere vivir de manera tranquila y segura, dijo Fredrik Reinfeldt cuando fue entrevistado por la televisión, tras los disturbios ocurridos en Husby.

Las palabras del primer ministro no hablan mucho de Husby, sino más bien, de manera indirecta, de nuestra sociedad dividida.

¿Por qué encuentra Reinfeldt la necesidad de señalar que la mayoría de los ciudadanos en Husby quieren vivir una vida normal?¿Que "ellos quieren portarse bien", así como lo manifestó en la misma frase?

Porque Reinfeldt, como todos nosotros en la sociedad mayoritaria, suecos oriundos de tez blanca, somos ajenos ante los pobladores de Husby. El hecho de que no les conocemos no quiere decir que tengamos una actitud hostil hacia ellos, que no estamos de acuerdo con la inmigración. Significa simplemente: que no los conocemos.

Ningún político halló necesario señalar, si no recuerdo mal, que la mayoría de los ciudadanos de Södermalm quieren vivir en paz y seguridad mientras que los jóvenes en Reclaim the Streets hicieron las calles más inseguras. O que la mayoría en Östermalm "quieren ir a sus trabajos y portarse bien" en el momento en que los integrantes de Reclaim the Streets se descontrolaron en la hermosa explanada de Karlavägen.

La xenofobia existente en el centro urbano y un suburbio como el de Husby, no trata primeramente del color de la piel ni del origen étnico, sino más bien trata de una posición social, del antagonismo que hay entre el trabajo y la cesantía. Esa contradicción también recibe una dimensión étnica en donde están los nativos con trabajos en contra los inmigrantes desempleados, la cual resulta detonante. Entonces, el ministro de estado declara y asegura que los ciudadanos de Husby son tan normales como el resto. Está bien intencionada la declaración pero confirma aún más la segregación existente, especialmente cuando el primer ministro adorna su declaración con la palabra "sueco".

-La ley sueca es igualitaria para todos a lo largo de toda Suecia.
-La policía sueca está allí... - ... entonces hay que aplicar la legislación sueca...

Pues resulta obvio. ¿Qué otra ley podría regir? ¿Qué policía aparte de la sueca velaría porque se cumpla la ley de este país? El lenguaje se desliza inconscientemente hacia que nosotros, los suecos, estamos amenazados. Lo mismo se atisba en la presentación antes de la nota, donde Cecilia Gralde, del noticiario Aktuellt dijo:

-Él (Reinfeldt) enfatizó que Suecia nunca debe rendirse a la violencia.

¿Es Suecia la agredida?

En los archivos de artículos busco cuando el ex-ministro de Estado Göran Persson comentó los desórdenes ocurridos en Gotemburgo el año 2001. Fue con un tono severo y con palabras ásperas, pidiendo modificaciones de leyes y el incremento de las atribuciones policiales. Respecto a los manifestantes Persson dijo:

-Se llaman antifascistas, pero todos sus comportamientos tienen rasgos del fascismo el cual creíamos haber exterminado en Europa...No podemos darnos por vencido. Debemos decir que basta ya.

Nada de Suecia aquí o Suecia allá, nada de que la mayoría de los ciudadanos de Gotemburgo quieren vivir tranquilos y seguros. Eso no fue necesario, pues eran jóvenes blancos quienes estaban saqueando la ciudad.

 

 

Nota anterior:

Segunda noche de disturbios en Husby


 
 
 
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