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Privatizaciones
Una ola de privatizaciones recorre el país. Ahora se quiere poner a la venta el servicio de salud mental. Craso error, según Elinor Odeberg y Johan Frick. Foto: Nyheter24.se. Montaje: Magazín Latino.
 

26 de marzo de 2012 | SUECIA - COLUMNA |

La privatización de los servicios de salud mental es un riesgo que no podemos tomar

Ahora la privatización ha llegado a la psiquiatría. Los Moderados debieran haber aprendido de las experiencias de la atención de ancianos, sin embargo continúan desmantelando la sociedad de bienestar. Los argumentos más comunes para la privatización de los servicios de salud y cuidado, es la que la libertad de elección conduciría a una mejor calidad cuando los pacientes a través de la elección eliminarían las alternativas malas. Pero no funciona así en la práctica, lo que los escándalos del otoño en la atención de ancianos probaron.

Fuente: DN 21/03/2012/Elinor Odeberg y Johan Frick, miembros de la dirección de los Estudiantes Socialdemócratas. Traducción: Magazín Latino

Una ola de privatizaciones penetra la sociedad. Se caracteriza por una total falta de un análisis de las consecuencias. Los ancianos de Koppargården ya han sido víctimas de una falta de ética en la atención, resultado de las privatizaciones. Le toca el turno a la atención de nuestros enfermos mentales.

Durante el otoño casos de extrema negligencia en los servicios de atención a los ancianos privados fueron revelados en los medios de comunicación. Los pacientes fueron descuidados en silencio. Personas que en muchos de los casos no tienen la capacidad de hablar por si mismos o por enfermedad o vejez. Gracias a individuos valientes, por lo menos parte de esta negligencia cometida administrada por Carema se descubrió. Sin embargo es importante que el enfoque en el asunto no esté en los errores del actor individual, sino en la forma de propiedad en sí; en la estructura que posibilita la irresponsabilidad que sigue en las huellas de la privatización de los servicios de salud y cuidado.

Los Moderados debieran razonablemente haber aprendido de las experiencias y haber dado un paso atrás. En su lugar continúan con el desmantelamiento de la sociedad de bienestar al poner en marcha una privatización de la psiquiatría en la provincia de Estocolmo. Esto refuerza la imagen de una política de derecha que ven un valor intrínseco en privatizar o "procurar" como dicen. No es una fe ideológica en que la privatización conducirá a un mejoramiento, sino más bien mayor claridad y mejor colaboración. La creciente mala salud mental debe tener mayor atención y ser priorizada en el sector público.

A raíz de la planificada privatización de los servicios de psiquiatría en los distritos de Liljeholmen, Hägersten, Älvsjö y Skärholmen, comenzó entre otros, el BUP de Botkyrka un grupo en Facebook para parar la privatización y los trabajadores de la Clínica de atención a la Psicosis de Gröndal, escribieron una carta a la Dirección de los Servicios de Sanidad. En la carta se describen los riesgos que conlleva la privatización. Por ejemplo se teme que la colaboración entre las diferentes clínicas y hospitales, las autoridades sociales y la policía empeorarían fuertemente. Las rutinas establecidas y la red de contactos se perderían. A diferencia de los empleados en los servicios de salud privados, los empleados por la diputación provincial tienen una protección de mediación mayor, lo que los protege de represalias si notan abusos.

Sobre todo se teme que el grupo de pacientes, entre ellos pacientes suicidas graves, caerían entre dos sillas en el cambio de administración. Rutinas estables que funcionan, contactos regulares entre los médicos y los pacientes son muy importantes tanto para la sensación de seguridad y confianza del paciente, como la capacidad del médico de hacer un diagnóstico correcto.
Si estas rutinas no se siguen, se corre el riesgo de constante negociaciones, donde la actividad al igual que una carrera de relevos se le entrega el bastón de un director a otro de maneras impredecibles.

Cada negociación significa inquietud y estrés para el personal y los pacientes. Como en el caso del BUP de Botkyrka y la Clínica de atención a Psicosis, donde se arriesga a perder importante competencia que no quiere seguir si hay cambio de dueño. La decisión tomada por los Moderados de la Diputación Provincial de Estocolmo en un santiamén, se hace en abierto conflicto con los empleados en cuestión.

Los argumentos más comunes para la privatización de los servicios de salud y cuidado, es la que la libertad de elección conduciría a una mejor calidad cuando los pacientes a través de la elección eliminarían las alternativas malas. Pero no funciona así en la práctica, lo que los escándalos del otoño en la atención de ancianos probaron. El estado de salud de "Los consumidores" es muy dependiente de quien da la atención. Si la atención es privada, la elección estará por el contrario dependiendo en el envoltorio, más bien que en el contenido.

Simplemente no se puede utilizar teorías de mercado simplificadas, que quizás funcionan cuando se compran salchichas en la tienda, en la psiquiatría. Puede que existan ejemplos particulares de servicios médicos privados que funcionan bien, que son dirigidos por empresarios con las mejores intenciones. No tratamos de ninguna manera glorificar la atención dirigida por la diputación provincial – sabemos que tiene sus faltas. Pero queremos sacar a la luz que el problema es estructural.

El objetivo de una atención a la salud que funcione es que las personas sanen. Es una ganancia tanto para la sociedad como para el individuo. Si la actividad en los servicios de salud puede potencialmente ganar dinero en la no recuperación de las personas, entonces el objetivo es otro. Ya no se trata de humanidad y el bien de todos, sino la maximizar las ganancias y beneficios. Nuevamente, es un riesgo que no podemos tomar.

 


 
 
 
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