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Marcha
Frente al Palacio Real, se encontraron, cara a cara, los de extrema derecha y SNAIV. (Foto: Marcela Elofsson).
 

13 de diciembre de 2011 | SUECIA | REPORTAJE |

Fuerte oposición enfrentó marcha de la extrema derecha en Estocolmo

ESTOCOLMO: Un día bastante especial se vivió este sábado 10 de diciembre en Estocolmo. Mientras en la Casa de Conciertos el Rey Carlos Gustavo hacía entrega de las condecoraciones a los laureados con el Premio Nobel de este año, en otros puntos de la capital sueca se llevaban a cabo diversas manifestaciones. Un número de organizaciones de extrema derecha llamaron a una demonstración a las dos de la tarde en la Plaza de la Moneda (Mynttorget), desde donde posteriormente partió una marcha con antorchas por las calles colindantes.

El mismo día, un numero de agrupaciones antirracistas y de izquierda llamaron a anti-demostraciones, para contrarrestar la manifestación de los racistas y nazistas, entre estas, "Somos 94%", una agrupación que debe su nombre al porcentaje que el Partido de extrema derecha, Demócratas de Suecia, no sacó, en las últimas elecciones. Un día de pesadilla para la policía, ya que, obviamente, esta no pudo mantener los grupos apartados los unos de los otros, y se produjeron una serie de incidentes y graves tumultos, con lanzamiento de bengalas, botellas y otros objetos. Una batalla campal, se vivió en determinados momentos en las inmediaciones del Palacio Real, donde se desarrollaron la mayor parte de las demostraciones. Magazín Latino se unió a la manifestación de SNAIV, una organización que lucha en contra del racismo y nazismo en forma pacífica.

Por: Marisol Aliaga

La marcha de Salem (Salemmarsch) se ha venido realizando todos los años desde el 2000, en la ciudad periférica de Salem, al sur de Estocolmo, atrayendo agrupaciones de extrema derecha, neonazis y racistas de toda Escandinavia.

Los últimos años esta demostración ha perdido fuerza, y el año pasado se congregaron en Salem alrededor de unas 750 personas (a diferencia de una participación de unas dos mil personas, en años anteriores).

Con el fin de atraer más manifestantes, y debido a que la Fundación Salem, que ha organizado la manifestación durante todo este tiempo este año decidió bajarse del proyecto, la marcha se localizó esta vez en Estocolmo. No logrando con ello su cometido, se juntaron alrededor de unas 500 personas.

Alrededor de las 14.00 de la tarde, se reunieron los simpatizantes neonazis en la plaza de La Moneda /Mynttorget), en la Ciudad Vieja, desde donde marcharon, al compás de una lúgubre música y trasportando un ataúd negro, el cual simbolizaba las personas que ellos afirman han sido asesinados por "los comunistas".

Les esperaban unas dos mil personas, y en el momento más crítico de la jornada, se produjo un lanzamiento de bengalas y antorchas entre los grupos antagonistas, teniendo la policía que hacer uso de todas sus fuerzas, para mantener el orden.

 

Marcha
SNAIV, camino al lugar de la manifestación. (Foto: Marcela Elofsson).

 

 

La organización SNAIV ("Stoppa Nazismen – Aktivt Icke Våld", Detener al Nazismo – Movimiento Anti Violencia) fue una de las agrupaciones que participó en las demostraciones en contra de la marcha de la extrema derecha, y yo decidí unirme a ella, de modo que, aproximadamente a las tres de la tarde me encontraba junto a una treintena de personas, en una fila a lo largo de la angosta calle doble que está ubicada entre el palacio real y el muelle, esperando la marcha de los grupos de extrema derecha.

Cada uno de nosotros vestía un chaleco amarillo con las siglas de la organización, y nos extendimos a lo largo de la calle, bien visibles ante las curiosas miradas de los pocos transeúntes que, a pesar de las vallas policiales, transitaban por el lugar y uno que otro turista. La policía bien informada de nuestra presencia y conscientes del odio que despertaríamos en la marcha que se avecinaba.

A pesar de que aún era de día, la oscuridad ya se había apoderado de la ciudad y corría un viento que "calaba los huesos". Cuando sentíamos que teníamos las manos y los pies completamente congelados y comenzábamos a cansarnos de mantener los carteles en alto - cada uno de nosotros sostenía un cartel con el nombre de una víctima del fascismo: Ronnie Landin, John Hron, Peter Karlsson, Björn Söderberg, entre otros – vimos venir la marcha de los neonazis.

Al compás de una música fúnebre, encabezados por una camioneta con altoparlantes para dar a conocer su mensaje y con antorchas en sus manos, se aproximaba la marcha. Era hora de levantar nuestros carteles para que no dejaran de ver los nombres que en estos aparecían, todos casos documentados, todas víctimas de la violencia fascista.

La caravana se componía de personas comunes y corrientes, hombres y mujeres, la mayoría hombres jóvenes, pero, constaté con pena, también muchas jovencitas, de unos 17 – 25 años. Algunos tenían las cabezas rapadas, otros llevaban antifaces, bufandas y pasamontañas que les tapaban el rostro. Varios de edad avanzada y con tupidas barbas. Mujeres de mi propia edad no iban, o no las vi.

 

Marcha
Cada vez que la extrema derecha organiza manifestaciones, SNAIV también se hace presente. Aquí, una imagen de la manifestación del sábado pasado, el 10 de diciembre. (Foto: Marcela Elofsson).

 

Los vimos venir desde el frontis del palacio real, a nuestra derecha, pasando primero por la vereda del frente y la parte de atrás del palacio. A la altura donde me encontraba yo se dieron la vuelta, emprendiendo el regreso y pasando a un escaso metro o un par de metros de nosotros. Fue entonces cuando mi mirada se cruzó con la de ellos, todos hombres jóvenes. Las jovencitas miraban hacia adelante, con una expresión déspota.

Y lo que sentí entonces, fue una mirada llena de desprecio, de aversión. Una risa burlona, y una pregunta, tratando de provocar, de iniciar la confrontación. Ya nos había advertido Pia, líder de la agrupación: "Seguramente van a tratar de provocarnos, siempre lo hacen, pero no se lo permitimos. Si ellos avanzan un paso, nosotros retrocedemos un paso, si siguen avanzando, seguimos retrocediendo. Nunca, nunca, nos dejamos provocar. Nuestra demostración es completamente pacífica".

 

Marcha
Los policías que estaban a cargo de la seguridad en esta parte de la marcha mantuvieron todo el tiempo el control. No obstante, no fue el caso en otros lugares de la manifestación. (Foto: Marcela Elofsson).

 

A nuestro lado, los policías, sopesando cada uno de los movimientos de los neonazis, lo cual sin duda contribuía a mi tranquilidad. Reconozco que sea, tal vez, la primera vez que me encontré tan a gusto de tener la policía al lado mío.

También se cumplió al pie de la letra lo referente a las fotos. Con una sonrisa de desprecio en la cara y una cámara fotográfica en las manos, varios de ellos intentaron fotografiarnos. Es uno de sus "modus operandis". Y reconozco que sentí la tentación de dejar que lo hicieran, de demostrarles que no me importaba aparecer en sus páginas, o donde fuera que publicaran las fotos. Sin embargo, no sé si por cautela o por obedecer los consejos de Pia, puse el cartel que rezaba: "SALIH UZEL - Asesinado por los nazis – 2001, en Skogås" justo frente a mi rostro.

En total, toda la situación no duró más de una media hora. Sin embargo se sintió mucho más largo. Será por las emociones, al principio una rabia tremenda. Luego una gran pena, de que esta gente no haya aprendido nada, en lo que llevan recorrido en sus vidas. Lo más importante: que nos necesitamos, los unos a los otros.

 

Mientras caminábamos al metro, conversábamos acerca de esto. Sobre todo de la pena que da de ver a tantas niñas jóvenes, participando junto a la extrema derecha.

- A mí no me molestan tanto ellas, los jóvenes son rebeldes y seguramente están buscando su identidad. Más me molestan los hombres viejos que marchan, me explica Roger.

Y yo le comento que lo que más me llamó la atención, esta primera vez que participaba en esta demostración fueron sus miradas llenas de odio. El hecho de que alguien, sin conocerme, decida odiarme. No deja de ser extraño. Y deprimente.

- ¿Pero te fijaste que, tarde o temprano, rehúyen la mirada? Es porque nosotros somos más fuertes que ellos, contesta, convencido, Jan.

 


 
 
 
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