Logotipo

Portada Suecia América Latina Mundo Multimedia
 
 
Niños de la escuela Los Rincones, en Pueblo Nuevo, Nicaragua. Foto: Sofía Sánchez
 

31 de Diciembre de 2010 - COLUMNA

Reflexiones de fin de año

Por: Sofía Sánchez

Las reflexiones, los recuerdos y el análisis de las cosas que hemos hecho durante un año llegan en los últimos días, las últimas horas, cuando el año está por finalizar. Es difícil recordar todo lo que hemos hecho con la familia, las amistades y en nuestra vida diaria. Muchas cosas se olvidan no porque hayan sido insignificantes, sino porque no han dejado huellas en nuestras vidas, pero están allí esperando ser recordadas en algún momento, y quizás darles un valor en la historia de cada uno de nosotros. Nada de lo que hacemos o escuchamos se olvida, sólo que las cosas se recuerdan dependiendo de las circunstancias y del estado de ánimo que nos encontremos.

Tratamos de recordar los momentos felices, viajes realizados a lugares diferentes, fiestas, ya que son cosas que uno quiere contar, y que son partes de las alegrías. Normalmente no se cuentan las cosas tristes o experiencias malas porque estas hacen revivir las heridas que han dejado en nuestras vidas. Las dejamos en el baúl de los recuerdos tristes, para que las lágrimas no vuelvan a aparecer. Buscamos cada año la alegría para continuar viviendo en un mundo que es muy desigual, donde unos tienen más que otros, el desempleo aumenta, dejando así a muchas familias sin más esperanza que el día próximo será mejor. Llas enfermedades que nos arrancan de nuestro lado a quienes queremos, las guerras que sólo dejan tristezas y los desastres que dejan a niños huérfanos y a muchas familias en la calle. Cada año es un año de vida que se nos va, un año donde quizás se aprenden nuevas cosas, la rutina de la familia, del trabajo, un año lleno de experiencias alegres y tristes, un año de sobrevivencia.

El 31 de diciembre de cada año, minutos antes de que este termine se piensa en cosas que uno desea realizar en el año venidero. Se desea cambiar de vida, que los cosas sean mejor. Se hacen promesas para encontrar algo que nos permita tener la energía para continuar con la esperanza y la alegría de seguir dando algo positivo de nosotros mismos. Promesas que tienen que ver con la familia, las amistades, o el estilo de vida que llevamos. Pero lo más importante es vivir en felicidad, poder sonreír y no dejar doblegarse por los problemas que trae la vida. Para esto hace falta vivir en solidaridad.

Cada año mi pensamiento va hacia los pobres del mundo y espero que el año sea mejor para mí y para ellos también, que los desempleados logren tener un trabajo, los niños puedan sonreír al lado de sus padres y que las mujeres no sean maltratadas, un año donde la justicia sea para todos, un año sin guerras ni desastres, un nuevo año donde todos tengamos esperanzas y las mismas oportunidades. Un año con un mundo mejor.

Vivimos en una sociedad con mucho estrés, de competencia, nos dedicamos a ser mejor en nuestros trabajos, luchamos por mostrar que somos capaces; pero a cambio de esto perdemos parte de nuestra alegria, de compartir con la familia, puesto que nuestro tiempo lo dedicamos más al trabajo. Tiempo que es valioso para las empresas, que hacen crecer sus riquezas. La exigencia de dar más a la sociedad, por qué no trabajar sólo unas horas, así habría trabajo para todos, habría más alegrias y no habría tanto aislamiento, donde algunas veces sólo hay poco de tiempo para compartir los fines de semana en familia y dejando a un lado el tiempo para pensar en nosotros mismos, en divertirnos y ser felices.

Mi esperanza para este año es que los pobres tengan más que compartir, tengan comida, un hogar con su familia, un trabajo para sentirse parte de la sociedad. Que los enfermos se recuperen, los niños sonrían al lado de sus padres; un año sin desastres, un año de amor y paz. Un año de solidaridad.

 

 
 
 
Copyright 2010 © Magazín Latino

All rights reserved.