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Tsunami en Japón
Una joven contempla la devastación después del cataclismo del 11 de marzo de 2011. La otra imagen corresponde a un pescador que rinde un homenaje a las víctimas arrojando flores al mar. 11 de marzo de 2012.
 

12 de marzo de 2012 | MUNDO - COLUMNA |

A un año de la catástrofe – Japón guarda silencio

Este domingo 11 de marzo, a un año del seísmo mas terrible que se haya registrado en la historia el Japón guardó silencio. Exactamente a las 14.46, hora local, los japoneses recordaron a las más de 19 000 personas que fallecieron a esa misma hora hace un año atrás, víctimas del terremoto de magnitud de 9.0 grados en la escala de Richter y del maremoto que ocasionó el desastre nuclear de Fukushima.

A un año del cataclismo existe una creciente resistencia en contra de la energía nuclear, y demostraciones se han llevado a cabo en distintos puntos del planeta.
"Este es un periodo difícil, pero debemos superarlo. Muchos voluntarios fueron a las áreas devastadas y vivieron en condiciones difíciles mientras apoyaban a los refugiados. Debemos estarles agradecidos, y también a aquellos que trabajaron para controlar el desastre nuclear (en la central de Fukushima)", ha dicho Akihito, en una ceremonia en el Teatro Nacional de la capital nipona.

Según cifras publicadas hoy día, por la Agencia de Policía Nacional, un total de 15.854 personas murieron y 3.155 desaparecieron en la tragedia mas grande que ha afrontado el Japón.

La columna semanal de Víctor Aquiles Jiménez trata esta vez del desastre nuclear en el país nipón.

Por: Víctor Aquiles Jiménez H.

 

HIROSHIMA NUNCA MÁS

Su girándula de papel provoca al viento

caprichoso, que indolente apenas mueve

unas aspas perezosas.

Para ayudar al tibio aire indeciso sus

labios soplan golosos sobre el lumínico

espectro magnífico.

La girándula voltea y voltea,

transformándose sin querer en un magnífico

y soberbio sol.

Sonríe, ¡es dueño de un milagro portentoso!

Sin saber cómo, su girándula de papel

estalla en llamas y sus ojos de niño oriental,

no alcanzan a ver las cenizas de sus manos.

 

Quería comenzar con este poema la tragedia vivida por Japón hace un año con el tsunami que arrasó el país dejando miles de vidas debajo del caudal monstruoso de las aguas batidas por las profundidades de la tierra y del accidente de la planta nuclear de Fukushima. No es una fecha para celebrar nada, sino para recordar y rezar por los desaparecidos, como lo hacen algunos monjes de la tierra del sol naciente, que salen a consolar con unas velas encendidas en unas cajas montadas a la espalda a los deudos que lloran a las víctimas sin consuelo. Escarban todavía en el lodo, y los escombros que quedan de lo que no se ha removido todavía y todo lo que aparezca, ropas, fotografías, revistas, juguetes, etc. se guarda para su clasificación en un intento de obtener algo de lo que era la vida de los ciudadanos antes de la catástrofe que barrió en un día como hoy todo asomo de humanidad y civilización arrastrándolo y sepultándolo todo, reduciéndolo a nada, por eso, cualquier objeto que demuestre que hubo vida, sueños, niños, se recoge y guarda como un tesoro.

Japón es una potencia industrial de férrea disciplina y organización y han logrado en menos de un año levantar ciudades y darle nueva vida a sitios donde hizo su nido la desolación más grande. Los japoneses poseen una cultura sísmica, si le podemos llamar así, desde niños están entrenados para hacer frente y resistir a los terremotos, y es lo que están haciendo.

Ha pasado un año, poco tiempo, pero Japón ha trabajado más de 24 horas diarias desde el día de la catástrofe y es un ejemplo para los pueblos que las sufren como son capaces de erguirse.

Realmente siento admiración por los japoneses, a quienes considero los asiáticos más "occidentales" que hay pese a que China pareciera haber tomado el relevo, más Japón les lleva décadas en la delantera. Ellos han sabido mejor que nadie adaptar su cultura a la manera occidental, tanto tecnológicamente, con relojes, radios, motos, automóviles, móviles y los famosos cómic, o manga como le llaman. No hay niño actual, o nacido en los 80, 90 y hasta el presente, que no intente dibujar al estilo manga que es el modelo a imitar por todos, desplazando el estilo de dibujos animados o cómic de Walt Disney, como fuera en mi época.

Además, para los deportistas de las artes marciales los sumarais y su filosofía son modos a imitar por muchos jóvenes en el mundo. En realidad los japoneses son especiales cultural y científicamente. Por eso se siente que haya sido tan maltratado por la naturaleza y nos alegra verle ponerse de pie de nuevo y comenzar a ver como reinician sus actividades sin cara de tragedia ni de víctimas del destino, nunca se sentirán víctimas de la naturaleza.

Como si no bastara, el mismo año Japón nos vuelve a sorprender con una impactante noticia, un accidente nuclear estuvo a punto de hacer desaparecer todo Japón, y luego de un año aun se están controlando las emanaciones radiactivas de los reactores que pusieron en riesgo la vida de millones de personas. El accidente se originó en la planta nuclear de Fukushima, un escape de energía de los reactores contaminó la ciudad que hasta el día de hoy tiene 20 kilómetros de seguridad en el que no se puede entrar. Europa controla las medidas de seguridad de estos reactores. Japón necesita como potencia industrial reducir la energía nuclear precisamente por el peligro que conlleva ser un país de riesgo sísmico que lo expone a nuevos embates de la naturaleza y la mantención de sus plantas nucleares implican un riesgo demasiado grande que no vale la pena correr de nuevo. Quizás esto frene su producción pero garantiza al mismo tiempo su seguridad y su supervivencia.

Japón es una potencia cultural, industrial y económica, tiene un pueblo amable y solidario, como dije líneas arriba y como fenómeno sociológico también transfiere su cultura a Occidente y se admira mucho su ordenanza, su forma de vida, sus tradiciones y su filosofía. Su pasado belicoso que le arrastró a ser aliado de Alemania en la Segunda Guerra Mundial y luego derrotado al lanzarse sobre Hiroshima y Nagasaki dos bombas atómicas no ha de volverse a repetir jamás, pero tal como comencé esta columna con Hiroshima nunca más, con un poema mío de mi libro Cuentos ecológicos (Yalde, España, 1994) ha sucedido de nuevo un accidente de tipo nuclear generado por las plantas de Fukushima, lo que pareciera ser un maldito estigma, un sino, que no debe volver a repetirse, Japón en es un gran pueblo, y por lo mismo debe cuidarse, debemos cuidarlo.

Aprovecho de decir que la energía nuclear no es la alternativa de procurar la fuerza a la industria mundial de los países desarrollados y aunque tiene defensores en el mundo, el ejemplo de Fukushima es una advertencia muy seria. Japón estuvo como isla a un tris de desaparecer y las consecuencias hubieran sido desastrosas para el mundo, lo reconocen las mismas autoridades niponas. En Europa 15 países tienen reactores nucleares y existen en total 148. Es mucho para un continente, por lo tanto debemos pensar que lo sucedido hace un año en Japón puede repetirse en cualquiera de los estados europeos. Tres países europeos como Alemania, Suiza y Bélgica están por el cierre de dichas plantas, sensata actitud. España todavía tiene ingenuos defensores del uso de energía nuclear, aunque aumenta una concientización al respecto de su peligrosidad.

Hablamos solamente de los peligros de la energía nuclear en caso de accidentes como el de Fukushima, pero los desechos son tan peligrosos y tóxicos como los del uranio activo y el plutonio. Los desechos son el gran problema secundario, se buscan convenios con países capaces de reutilizarlos y se está en eso, pero los avances son muy escasos y van lentos. Enterrados en contenedores especiales de plomo a mucha profundidad estos desechos necesitan cinco millones de años para dejar de ser activos o reactivos.

Saludamos a las víctimas del tsunami y a sus familias en esta columna. Este es un homenaje a un pueblo altivo y fuerte ante la adversidad.


Tsunami en Japón
 


 

Documental en español - Fukushima parte 1:

 

 

 

 

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