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Gonzalo Rojas
El poeta chileno Gonzalo Rojas. Foto: Fundación Gonzalo Rojas
 

01 de mayo de 2011 | COLUMNA

Ha muerto un poeta...han nacido mil estrellas
     

Por Lilian Aliaga

"De niño aprendí solo, yo solo, que hay que mirar hacia adelante y también hacia atrás al mismo tiempo, y a no tenerle miedo al miedo" . Son algunas de las palabras pronunciadas por el insigne poeta chileno Gonzalo Rojas, en el discurso de agradecimiento al premio Miguel de Cervantes, concedido por el Ministerio de Cultura de España, y que recibiera de manos del rey Juan Carlos, el año 2003.

Dos días de duelo oficial ha decretado el gobierno, ante el fallecimiento del poeta, cuyos restos han sido velados en el Museo Nacional de Bellas Artes y han sido despedidos por la comunidad entera. Desde el más humilde ciudadano, hasta el presidente de la república, Sebastián Piñera, han rendido homenaje y lamentado la partida del prolífico Caballero de las Letras.

Hijo de un minero del carbón, como prefería ser nombrado, desde joven mostró interés por la literatura y también demostró un profundo compromiso social que dejó huella en las diversas ciudades en las que vivió: Iquique, Valparaíso, Concepción, Chillan, sembrando poesía y a través de las letras luchando contra la injusticia social de norte a sur del país.


Estudió Derecho y Literatura en la Universidad de Chile y fue académico en universidades chilenas y extranjeras.

En el año 1970 aceptó, del presidente Salvador Allende, el nombramiento como Consejero Cultural en China y en 1972 de Encargado de Negocios en Cuba, razones de sobra para sufrir el exilio en 1973, tras el golpe de estado.

Vivió en Alemania Oriental y posteriormente en Caracas, Venezuela, desde donde regresó al país en el año 1979. En 1991, tras el advenimiento de la democracia en nuestro país retoma su labor académica y de ahí en adelante, recibe numerosos premios y reconocimiento a su obra, destacando el premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana, en España el año 1992, el Premio Nacional de Literatura, en Chile el mismo año y el premio Octavio Paz, en México el año 1988.

Entre sus numerosas obras destacan: La miseria del hombre (1948), Contra la muerte (1964), Transtierro (1974), Materia de testamento (1988), Las hermosas. Poemas de amor (1992), Oscuro (1997), Del agua (2007).  En ellas coexisten, el amor, el erotismo, la inquietud existencial y la muerte en una verdadera sinfonía de palabras, a ritmo pausado a veces, y frenético, otras.
Su mayor legado es: - la libertad y el amor, el amor por la libertad, la libertad en el amor -, expresó su hijo Gonzalo Rojas May, al despedir sus restos.

Como un humilde homenaje quiero compartir con ustedes algunos de sus versos:

De Retrato de mujer:

Vienes y vas, adoras el mar que te arrebata con su espuma
y te quedas inmóvil, oyendo que te llamo en el abismo
de la noche, y me besas lo mismo que una ola.
Enigma fuiste. Enigma serás. No volarás
conmigo. Aquí mujer, te dejo tu figura. 

Mi amiga Normita, me cuenta que de niña, su abuela la había hecho creer  que cuando una persona moría se transformaba en una estrella y que ella pasaba muchas noches mirando el cielo desde su ventana, con la esperanza de reconocer a su madre en una de ellas..... Si fuese cierto, cuando muere un poeta debiera aparecer, al menos,  ¡una constelación entera!.....

 

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