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Marco Antonio Soliz le canta a las madres. El vídeo se puede ver en Youtube, si hace clic.
 

16 de mayo de 2011 | COLUMNA

El amor es más fuerte
     

Por Lilian Aliaga

Durante el último tiempo el acontecer chileno ha estado plagado de situaciones poco alentadoras:

 Múltiples discusiones entre gobierno y oposición, algunas de ellas marcadas, lamentablemente, por fuertes descalificaciones por parte de quienes han ostentado siempre el discurso de buscar la reconciliación y la unidad nacional. 

Protestas ciudadanas enfrentadas a una tremenda represión policial. La última a raíz de la aprobación del proyecto de construcción de plantas generadoras de electricidad, que significan intervenir y represar ríos de incomparable belleza al extremo sur, en plena Patagonia, como son el Baker y el Pascua.  Incendios y graves accidentes carreteros que han dejado una estela de muerte y dolor en varias familias de nuestro país.

Es cierto que, desgraciadamente, solo lo malo es noticia, por alguna obscura razón pareciera que los seres humanos nos interesamos en querer conocer e informarnos más, de lo negativo que de lo positivo.
Por ello que cuando los noticiarios entregan esas verdaderas "cápsulas" de optimismo que son algunas historias humanas de amor, perseverancia y esfuerzo; éstas se convierten en pequeños oasis de energía positiva, o "buenas vibras", que nos dejan la sensación que a pesar de todo la bondad existe y, como dijo Su Santidad Juan Pablo II, en su visita hace algunos años: "el amor es más fuerte".

Se acaba de celebrar en nuestro país, el domingo 8 de mayo, el Día de la Madre, que también lamentablemente, debiera llamarse más bien "el día del comercio", pues en los últimos años está marcado por una parafernalia y un despliegue publicitario, con las más variadas ofertas. De más está decir que a la mayoría de las madres, poco nos importa el regalo material,  menos aun cuando ello signifique el gasto excesivo o el endeudamiento de nuestros hijos.

En este contexto, los noticiarios en estos días  nos han sorprendido, con dos historias de profundo amor, protagonizadas por dos hijos de países distintos y distantes que convergen en el nuestro, en la búsqueda de sus respectivas madres.

En la primera; es un niño de diez años, que emprende un viaje desde Oruro, Bolivia, escondido en una caja metálica en el chasis de un camión de carga, escapando de los maltratos a que era sometido y, con la intención de encontrar a su madre, encarcelada en la ciudad de Cochabamba. Finalmente, luego de dos días de viaje y más de 1000 Km. llega a la localidad de Alto Hospicio, en el norte chileno. Allí, en las lamentables condiciones derivadas del hambre, la sed y las bajas temperaturas del altiplano que debió soportar el niño, durante su tormentoso traslado, fue amorosamente acogido por una humilde familia, en espera de lo que las autoridades de ambos países involucrados en su historia, decidan, quiera Dios, lo mejor para él.

La otra, une a dos almas en extremos opuestos del mundo, en una increíble historia de amor filial. Un joven sueco, después de 21 años encuentra a su madre biológica y a pesar de las graves limitaciones físicas y mentales que ella padece, le demuestra una ternura y un amor inmenso, al encontrarse con ella.  A su vez ella, según las personas que la cuidan en el hogar que la acoge, ha pasado su vida atesorando el recuerdo del hijo que entregó a los dos meses de vida. Ha sido conmovedor como ese joven se empeña en que su madre biológica entienda que él tiene una linda vida y que a pesar del tiempo, la distancia y circunstancias que derivaron en su separación; está unido a ella y le agradece el haberlo traído al mundo. 

Siempre he pensado que, el entregar un hijo, muchas veces es el mayor gesto de amor de una madre, pues es algo que solo hacen quienes anteponen el bienestar de ese niño a sus propios sentimientos , con todo el dolor que ello pueda implicar.

Por otra parte, el recibir un niño como propio, con todas la responsabilidad que conlleva, es tanto y muchas veces, más amor que haberlo parido.

Quiero quedarme con las palabras del beato Juan Pablo II: ¡Sí! … ¡EL AMOR ES MÁS FUERTE!

 

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