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14 de febrero de 2011 - Suecia

¡Feliz San Valentín! 

Sinceramente no creo que se me pueda clasificar ni de "romántica" ni de que me gusten las exageraciones. "Less is more" (menos es más) es uno de los principios básicos a los cuales quienes trabajamos en comunicación y diseño gráfico debemos atenernos.

Sin embargo, una vez al año, justamente para el día de San Valentín, me gusta infringir esa regla dorada. Y entonces opto por el "more is more" (más es más), o sea: mucho color, muchos adornos, mucho movimiento, música, ¡mucho de todo! Y me revuelco (perdonando la expresión) en mis colores favoritos: el rojo y el rosado. A una mujer de mi edad (50+) ya no le van muy bien esos colores de la infancia.

Bueno, a eso se debe la elección de la foto que acompaña este editorial. Una vez al año que nos pongamos románticas, que nos gusten las rosas, los peluches y los corazones rojos, creo que es perdonable.

No obstante, al parecer la gente ya no celebra este día. Por lo menos no en Suecia. Me levanté de muy buen ánimo, y comencé a enviar mensajes de texto a mis amigas (porque los amigos podrían pensar mal) deseando a todas un ¡FELIZ SAN VALENTÍN! A lo cual una me contestó muy amablemente, otra me contestó con un escueto "igualmente" y otras ni supe si lo recibieron, el caso es que no recibí respuesta.

"Todos se han ido al Facebook", pensé, al llegar a casa por la tarde. Pero si no fuera por una bella rosa que me envió un amigo cibernético, desde Chile, tampoco en este medio alguien me había querido saludar. Por lo tanto, saqué mis conclusiones: el día de San Valentín por lo menos en Suecia, o, por lo menos para mí, ya no va. A no ser que se esté enamorado. Y, como no es mi caso, ni modo.

Bueno, por una parte, tal vez no esté mal el dejar de seguir las directivas de USA, después de todo, fueron ellos quienes inventaron la celebración. Pero, a estas alturas de la vida pienso que todo aquello que nos acerque un poquito más, que nos recuerde que nos queremos y que nos necesitamos, ante todas las adversidades, debería ser bienvenido.

Por otra parte, los "geléhjärtan", unos caramelos exquisitos que se consumen en Suecia para esta fecha ¡me encantan! Y, como se dice: la alegría compartida es alegría doble. En otras palabras, cuando se comen en compañía saben aún mejor. Pero las visitas brillaron hoy por su ausencia.

Tal vez alguien piense que "el amor lo es todo en la vida", pero, con el paso de los años me he dado cuenta que la amistad es tan o más importante que el amor. Y que, por lo demás, estos dos sentimientos se asemejan bastante. Yo diría que la diferencia es que con la amistad se sufre menos. Los amigos no rara vez son amigos durante toda la vida, no nos hacen sufrir con su partida. No así los amores, que muchas veces se desvanecen como el humo del cigarro. "Es tan corto el amor, y tan largo el olvido", decía el sabio Pablo Neruda.

Con los años he aprendido que la amistad perdura, cuando el amor se acaba. Y que a un amigo del alma se le quiere tanto como a un enamorado. Sólo que de otra forma.

Y, a propósito de querer a un amigo, me enfrasqué en la lectura de una biografía, un libro de Kurdo Baksi, acerca de su amigo – ahora convertido en un mito – Stieg Larsson. Y me dieron unas ganas locas de contar la historia de mi amigo del alma, Ramón, con quien compartí interminables horas en mi balcón y en la terraza de su casa de campo, en Talca, al sur de Chile, conversando justamente acerca de estos temas.

Tal vez mi amigo Ramón ahora esté compartiendo ideas con Stieg Larsson, estoy segura que, de haberse conocido, habrían hecho "buenas migas". Cuando en alguna ocasión yo me quejaba de mi soledad, mi amigo Ramón me recordaba: "Siempre tendrás los amigos" (los "amigos" eran los libros). ¿Cómo no se va a echar de menos un amigo así? Por eso, pienso, hay que cuidar las amistades, porque a veces también se van, pero no porque lo quieran.
Me gustó el comienzo del libro de Baksi. Cuenta que en el funeral de Stieg Larsson, en la contraportada del programa se podía leer un poema de Raymond Carver, que dice así:

¿Y conseguiste lo que
querías en esta vida?
Lo conseguí.
¿Y qué querías?
Considerarme amado, sentirme
amado sobre la tierra. 

Creo que no pudo haberse dicho mejor.
¡Que viva el Amor y Que viva la Amistad!

Marisol Aliaga
Editora responsable

 
 
 
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