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Asesino

Silueta de un asesino en masa. Foto: Presseurop.

 

30 de julio de 2011 |EDITORIAL

Lo acontecido en Noruega nos concierne a todos


"No sé lo que llevó a Anders a hacer eso. Pero, lamentablemente, no creo que esté loco.
El Anders que yo conocía no era un monstruo. Y como dice el refrán, no era una isla. Era un producto de nuestra sociedad. Era uno de nosotros. Habría creado una distancia cómoda entre nosotros si yo pensara que lo está.
Nada de lo que sé de él desde nuestros días escolares o de lo que he leído en su llamado manifiesto indica que lo esté.
Más bien, es frío, inteligente y calculador.
El Anders que yo conocía no era un monstruo.
Y como dice el refrán, no era una isla. Era un producto de nuestra sociedad. Era uno de nosotros"
.

El texto anterior es un extracto del artículo escrito para BBCMundo.com del periodista Peter Svarr, quien fue amigo y compañero de curso del terrorista noruego Anders Behring Breivik.

La lectura del mismo causa – aún más – desosiego. El debate continua acerca de si el terrorista rubio está enfermo, loco, tiene desorden mental, o simplemente es un frio asesino de la ultra derecha.

Durante toda la semana pasada Magazín Latino ha estado cubriendo la noticia del maquiavélico doble atentado en Noruega. Hemos informado – desde apenas conocerse el suceso – de la reacción de los noruegos y más tarde del mundo entero. De la ira y la desesperación de quienes seguíamos las noticias. De la pena de los familiares.

Noruega ha reaccionado, ante esta tragedia, con dignidad, sensibilidad, humanismo y capacidad de unión. El primer ministro, Jens Stoltenberg, ha crecido en su rol de padre de la nación. El partido de la socialdemocracia, su partido, en lugar de doblegarse ante la muerte de más de 60 jóvenes y futuros dirigentes políticos y de un ataque que iba dirigido tanto al primer ministro como a Gro Harlem Brundtland (ex primera ministra), ha salido fortalecido de esta dura prueba.

Por esos misterios del destino, ambos resultaron ilesos del ataque debido, probablemente, a que un accidente en la carretera E18 ocasionó congestión vehicular, el asesino no pudo llegar a tiempo de segar la vida de estos dos grandes políticos noruegos.

Desde Suecia hemos podido constatar la forma en que los noruegos han reaccionado ante una tragedia de esta magnitud, y no hemos podido más que admirarnos. De la forma de los vecinos del norte de mostrar su solidaridad, de no avergonzarse de llorar en público, de comprar miles de rosas para elevarlas al cielo, en un gesto de amor y esperanza.

Hemos visto como un primer ministro ha consolado a una nación entera, con fortaleza y sentimiento. Hemos llorado, al leer las noticias desde el país vecino, nos hemos sentido identificados con todos esos padres que han perdido lo más bello y apreciado que tenían. El solo hecho de que nos pudiera pasar hace que el corazón se congele.

Nos hemos indignado, al darnos cuenta de que nuestro propio primer ministro no solo ha mostrado la actitud indiferente y controlada de siempre, también se ha ido de vacaciones a Turquía, sin participar de ninguna ceremonia de solidaridad con Noruega.

En realidad esto no debiera tener ninguna importancia, pero la tiene, al hacernos la pregunta de qué pasaría si la próxima vez el terrorismo nos afecta a nosotros. En realidad las circunstancias de la vida son muy raras. Teniendo Noruega diez veces más extremistas de derecha que Suecia, se produce el atentado allá. Tal vez la pregunta no sea de "si" puede pasar algo de este estilo en Suecia, sino "cuando".

Cuando el partido xenófobo Demócratas de Suecia llegó al parlamento, en las elecciones del año pasado, sentí una gran pena, basada en la inseguridad. Pero no entendía racionalmente mis temores.

Ahora lo veo más claro. La extrema derecha se ha ido instalando metódicamente en la mayoría de los parlamentos de los países europeos. Y al llegar a este, han proclamado sus xenófobas ideologías, y las han ido normalizando. No es posible que un respetado partido parlamentario esté tan errado, se han dicho tal vez muchos, ya que el apoyo a estos partidos ha ido en aumento.

Obviamente la culpa de la masacre en Noruega no la tienen solamente las agrupaciones de extrema derecha. Pero es de esperar que la policía y los expertos en el tema puedan llegar a ver con más claridad la influencia que estos grupos ejercen en algunas personas que tal vez estén locas, pero que no son nada de tontas. Y que poseen la siniestra "cualidad" de hacer sufrir a un país entero.

Marisol Aliaga
Editora responsable

Email: magazinlatino@gmail.com

 

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