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19 de febrero de 2011 | Cultura


Periodismo apócrifo

Por: Juan Alemany (*)

La meta de este artículo no es nombrarlos con nombres y apellido ya que esa no es la temática. No se trata de ponerlos en la picota pública, por que ellos se cuelgan solos, como jugando al ahorcado.

El manejo de la opinión hoy en día, está realizado por gente que no tiene criterios éticos. Pueden difamar o desprestigiar a una persona.  No se trata de una cuestión política ni religiosa. Es una actitud, donde se prejuzga a la gente y se considera culpable a alguien, antes de que un juez de la nación emita un fallo de culpabilidad, con los criterios necesarios.

La grave situación que vive el país de violencia, de estafas a todos los niveles sociales, hace que la gente esté prevenida en casos de corrupción.  El periodismo tiene cierta fuerza y hegemonía sobre la gente, para llevarla a tomar una opinión o un juicio sobre una tercera persona.  La información que se dice, puede ser parcial, en la mayoría de los casos.  

Cuando le llega esta información a quien la recibe, le llega como una verdad dada, como una realidad, siendo la información irreal o parcial.  Como se dice normalmente el iceberg de la noticia.  La gente se hace un concepto desfavorable de la persona sobre la que se está hablando y emitiendo juicios morales, éticos o filosóficos.  No se deja lugar a duda. Se afirma en la mayor parte de los casos, de que la persona de quien se habla, es culpable de tal o cual cosa. (Repito sin que un juez haya dicho ni una ni la otra cosa) 

El poder de los periodistas hoy día es tan grande en esta materia de casos, que logran influir positiva o negativamente sobre la gente determinada o puesta sobre la mira.  Lejos de la verdad, lo que se trata es de desprestigiar diversas personas y se utilizan los medios masivos, para mover las opiniones. En varios casos los periodistas no se dan ni cuenta de lo que hacen hasta que el fenómeno sale a luz.  Los que hasta ahora son simples personas que informan a la comunidad los  sucesos, se vuelven entonces  jueces.  

La información expansiva entra por ojos y oídos.  Normalmente hasta puede entrar en los niños y estos emitir luego los conceptos de los comunicadores sociales, como si fueran suyos. Pero no es en los niños lo peor.  Son los adultos, que toman y afirman al pie de la letra, que lo dicho por tal o cual personaje de la información es cierto.  Entra a un nivel subliminal, inconsciente y se aloja en el cerebro como verdad.  Esto afecta el comportamiento de la gente.  La gente deja de ser libre para defender cuestionamientos equívocos y  opiniones que no son de ellos.  Existe entonces una irrespetuosa violación del pensamiento de la gente a quién debería proteger el Estado. 

Cuando suceden estos casos, todo el mundo se lava las manos y nadie quiere decir cómo es la libertad individual.  El Estado debería actuar defendiendo a quién va dirigida la información de la prensa y debería castigar cuando esta lanza información tendenciosa.  Muchos podrán argumentar de la libertad de prensa y otras más, pero en realidad, cuando se está violando e influenciado a la gente a que piense de tal forma sobre tal persona, hay una violación a los códigos de ética del periodismo.  Lanzar a los lobos los ciudadanos, al escarnio público las personas, es de una absoluta brutalidad.
Debería estar prohibido.  Tocaría tomar medidas para evitar que se produzcan estos abusos a nivel interior del inconsciente individual y colectivo. 

La misma gente violentada no se da cuenta del abuso al cual está siendo sometida, de tomar opiniones de terceros para aplicar juzgamientos morales sobre otras personas.  Para eso existe la justicia. Los jueces son quienes la imparten, para que no sean los periodistas, ni los médicos ni los arquitectos.

Existen por alguna razón los jueces.  Justamente por un problema de criterios sociales. No todo el mundo puede juzgar a alguien, porque si no la barbarie se apodera de la justicia social. Hoy puede ser una tontería, mañana puede ser algo mucho más grave, donde existan cientos de victimas inocentes. Los medios de información provocan una corriente a la que se sube medio mundo. Los que se oponen a la corriente serán aplastados como hormigas, por más que tengan razón.  La justicia social entonces, estará manejada por unos señores llenos de prejuicios, que habrán prejuzgado, con su ética moral a otras personas.  Mucha gente saldrá herida.  En el fondo estaremos matando la libertad de prensa por que nefastos periodistas han tomado la justicia en sus manos. No se puede aseverar una noticia como verdadera y menos aún cuando se trata de seres humanos.  No se puede decir de la gente que esta es culpable hasta que no lo haga la autoridad competente; el Juez.  Si lo hacen y se equivocan como tantas veces se han equivocado ya el daño estará hecho.

 

 

(*) Escritor uruguayo, radicado en colombia. Cursó estudios de Literatura en Francia, en Paris VIII, con el el maestro Saúl Yourkievich. Ha escrito cuentos cortos,poesía y ensayos, y ahora publica su primera novela. Paloma roja es una novela policia, dentro del género negro, y la convierte en una nueva forma de filosofar, e interactuar entre los personajes, para cuestionar el tiempo.( Ver Link https://palomaroja.wordpress.com/novela-roja-capitulo-primero)

 

 
 
 
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