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Villa + Discurso
Las actrices de Villa + Discurso: Francisca Lewin, Carla Romero y Macarena Zamudio.
 

23 de octubre de 2013 | CULTURA - TEATRO |

Guillermo Calderón: "No creo en la reconciliación"

ESTOCOLMO: En éxito total se transformó la gira de la compañía chilena Teatro Playa, con la presentación de la obra Villa+Discurso, escrita y dirigida por el connotado dramaturgo Guillermo Calderón.

La obra estremeció al público del emblemático Södra Teatern, en su última presentación en Estocolmo. Un público de pie ovacionó con fuertes aplausos a las tres actrices que realizaron un trabajo fenomenal durante las casi dos horas de actuación.

Solo faltó que saliera al escenario, a recibir el cálido aplauso del público, el director de la obra, pero Calderón no es de las personas que le gusta asolearse en la fama, según lo manifestó en entrevista con Magazín Latino.

 

Por: Marisol Aliaga

 

Por su parte, la gestora de Proyectos Culturales del Teatro Nacional Itinerante de Suecia, Riksteatern, Puma Lagos, principal protagonista de la venida a Suecia de Villa+Discurso constató: “Esta gira por Suecia fue un éxito en términos de calidad y donde el teatro tiene un gran significado para una nueva generación que tiene otras perspectivas. La prueba de que hemos alcanzado nuestro objetivo han sido las reacciones positivas del público, en el cual a mucha gente les llegó al corazón.”

Personalmente, la obra me estremeció hasta el punto que las casi dos horas - menos mal que hubo pausa - se transformaron en una lucha por contener las lágrimas que sin duda habrían sido muchas más de no ser por los ingeniosos diálogos que mezclaban el humor tan típico de los chilenos con la seriedad del tema. Y pareciera que en nuestra historia y en nuestra idiosincrasia, a pesar de todo siempre hay espacio para la risa. En medio del llanto.

Un guión muy inteligente que sería provechoso que se publicara alguna vez, para que más personas, sobre todo de las nuevas generaciones, tuvieran acceso a este perspicaz análisis que Guillermo Calderón hace del periodo más duro de nuestra historia.

“Un auténtico genio del teatro”, dijo de él Hilton Als, crítico de la revista The New Yorker, para la presentación de su obra Neva en Nueva York,en marzo de este año.

Magazín Latino conversó con el afamado dramaturgo a quien, al parecer, le incomoda la fama y prefiere seguir reflexionando acerca de temas nuevos para próximas obras, en lugar de "sentarse en los laureles".

 

Claro que no fue fácil encontrar un lugar tranquilo donde conversar, en Södra Teatern, el teatro más antiguo de Estocolmo (data del 1852), desde la terraza del cual se puede apreciar una vista espectacular que el gigante de la dramaturgia sueca, August Strindberg, describe en "La habitación roja". Y donde Ingmar Bergman filmó las escenas de teatro de Fanny y Alexander. Un emblemático teatro que incluso cuenta con su propio fantasma. Pero esa es otra historia.

Al final, tuvimos que sentarnos en un rincón del vestíbulo, cuando ya comenzaba a llegar el público. No es habitual, debo aclararlo, hacer una entrevista sin antes haber visto la obra, pero en este caso lo apretada de la agenda del director hizo imposible que fuera de otra forma. Y curiosamente, en este caso no tuvo mayor importancia, a pesar de que no fue fácil encontrar el ritmo de la entrevista, Calderón es una persona reflexiva y poco elocuente, un hombre preocupado de las cosas serias de la vida. Estas personas hacen mucha falta en la sociedad actual.

Respecto a presentar la obra en Södra Teatern afirmó: "Es muy interesante, es un teatro muy activo que tiene una estructura similar a la de la opera, pero más pequeño. Se nota la antigüedad, es un escenario clásico, con balcones. Es distinto, y las actrices están muy interesadas en actuar en este tipo de escenario que nunca nos toca, son más modernos, y el estar en un escenario tan antiguo y tan importante, obviamente le da otra significación a la obra".

 


¿Cómo estuvo la presentación en Hallunda?

- Nos encontramos con un público muy comprometido con la obra, muy concentrado, muy reflexivo. A pesar que trata de un tema muy difícil, de Chile, de la tortura, la obra también tiene humor. La presentamos con subtítulos, pero los chilenos van entendiendo cada detalle humorístico - que es difícil traducir en los subtítulos - y tenemos un público que reacciona a todo, a las sutilezas, al humor. Eso es muy interesante y no ocurre nunca cuando uno viaja, pero aquí hay tantos chilenos. Entonces, es como estar en Chile, sin estar en Chile.

- Hemos estado en unos 16 países, pero esta gira es muy especial, porque nunca nos habíamos encontrado con tantos chilenos. Estuvimos en Gotemburgo y en Malmö. La colonia chilena es muy interesante porque hay distintas generaciones, hay gente que tiene una historia muy cercana a Chile y otros que han nacido acá.

 

¿Para qué tipo de público está dirigida?

- La obra está dirigida a todos, trata de un tema nuestro pero también es universal. Ahora, esta obra fue estrenada en el centro de tortura Londres 38, en el centro de Santiago, después la dimos en José Domingo Cañas, que es otro centro de torturas, en Ñuñoa, y finalmente e en la misma Villa Grimaldi, que es el tema de la obra. Entonces, ha transitado desde lugares al aire libre o casas abandonadas a teatros, como este.


¿Cómo nace tu interés por este tipo de temas? ¿Viene de familia?

- Bueno, provengo de una familia no tan politizada pero muy conflictuada por la dictadura. Pero más me marcó la experiencia de crecer en esta. Mi adolescencia corresponde a los últimos años de la dictadura y eso es definidor, eso me hace estar permanentemente con la necesidad de mirar hacia atrás, de explorar la historia. También de tratar de entender y de reaccionar un poco, muchas veces agriamente, a lo que fue la experiencia de la dictadura. Y de la transición también.


Y por qué crees tú que otros reaccionan de otra manera. ¿Cuál es el riesgo más grande que se corre, al no querer ver?

- Yo vivo en el mundo del teatro, es un mundo que está constantemente preocupado por estos temas. Veo también que Chile es un país muy politizado y está muy preocupado de este tipo de cosas, por lo tanto no veo que esto esté quedando en el pasado, por el contrario, la historia de la dictadura está cada vez más presente, lo cual es bueno. Pienso que el peligro de olvidar sería el tener que vivir en un país más inhumano, con más resentimiento. Eso es malo, obviamente. Todo este trabajo de memoria y de justicia es también por dignidad, por vivir en un país con más respeto, más humanidad. Son ideales muy antiguos, pero la historia de las violaciones a los DD.HH presentan el problema y le ponen urgencia a esa necesidad.


Y ahora que se cumplen 40 años se nota un cambio…

- Definitivamente hubo un cambio con los 40 años. Mucha gente se informó por primera vez de cosas que no sabían. Pero no hay que olvidarse que durante la dictadura la gente sabía de esto. Después, cuando comenzó la democracia vinieron dos informes, primero el Rettig y luego el Valech, que documentaron una buena parte de los crímenes que se cometieron. Entonces, aquellos que dicen que esto no ocurrió son quienes están interesados políticamente en negarlo, o sea, es gente principalmente de derecha que quiere limpiar su conciencia negando lo que pasó. No creo que quede mucha gente así, en realidad. Uno ve las cosas que le conviene ver o busca lo que reafirme las ideas políticas que ya tiene. Y cuando algo va en contra de lo que uno cree, si uno piensa que Pinochet era bueno pero descubre cosas que van en contra de ello, niega, inconscientemente, todas las pruebas que digan lo contrario.


Como ves la reconciliación, ¿es posible?

- No. No…La reconciliación no es algo deseable, eso ocurrió y ocurrió no más. Yo vivo en Chile pero sin reconciliarme, y está bien que así sea. Siempre he entendido que la reconciliación tiene más que ver con… con no matarse, en realidad, con parar la guerra, pero después de eso la gente en el país no se reconcilia necesariamente. Por lo menos yo no. Quizás cuando esta generación pase va a venir un país que tenga menos dolores y puedan vivir olvidando esto. Quizás no ocurra eso, depende de lo que venga después, pero no tengo ningún interés en reconciliarme, y yo creo que en Chile cada vez más se ve la idea de la reconciliación como una ridiculez.


¿Y eso de que tantos han pedido perdón?

- En realidad aquellos que piden perdón a mi no me interesan, considero que son gestos vacíos. El perdón después de 40 años, de todos los crímenes…el hacer una conferencia de prensa y decir "Pido perdón", encuentro que no. Es muy tarde. Lo acepto pero en realidad no le asigno ningún valor.


El teatro puede enseñar a ser feliz, a realizarte, dices tú...

- Una de las cosas que nosotros sufrimos es la educación en Chile, que además de mediocre es muy opresiva. La que yo recibí era espantosa. Entonces, uno siempre quiere terminar su educación o vivir en un estado de educación permanente. Pero esa sala de clases no existe, por lo menos yo no la conozco, no la tuve. Entonces, cuando uno trabaja, en este caso mi trabajo como director y dramaturgo, me gusta la idea de que el teatro se convierta en esa sala de clases que nunca existió en el pasado. Una sala de clases que fuera liberadora, urgente, que tratara de temas vigentes, contradictorios, emocionantes y confusos también. Me gusta pensar en la sala de clases. De hecho, hice una obra que se llama Clase, como para explorar más esa idea.


Has presentado tus obras en muchos países y has recibido muy buenas críticas, como te sientes ante ello?

- [Pensativo]. Hay sentimientos encontrados. Por un lado uno está obligado a no creerse nada bueno porque se puede transformar en un problema. Me gusta recibir buenas críticas de los amigos, porque el teatro es algo difícil de realizar y todo tipo de apoyo que uno reciba es bueno, así uno se anima a seguir. Pero también es complicado, porque crea más expectativas frente a lo que viene. Pienso que es terrible encontrar bueno lo que uno hace. Por lo menos yo siempre con mis trabajos veo que están incompletos, que tienen fallas, que podrían hacerse mejor. Y eso es lo que me estimula a seguir explorando, a seguir haciendo una nueva obra. Si uno lee las buenas críticas y se las cree puede transformarse en algo muy infértil.


¿Cómo surgió la idea de esta obra?

- Yo siempre había querido escribir acerca de Bachelet, que para mí es una persona muy interesante, porque además de ser la primera presidenta, vivió en su cuerpo la represión de la dictadura. Esto era muy importante pero no se habló mucho de ello mientras ella fue presidenta, y además se la atacó mucho, como mujer y presidenta. Yo quería que se defendiera, quería explorar eso, pero no sólo pensando en ella, sino en lo que significa la idea de un gobernante que viene del socialismo pero que tiene que regirse por la Constitución del 80, desde la institucionalidad de la dictadura, desde el sistema neoliberal de la dictadura, y mejorándolo lo más que se pueda, según la idea de la Concertación. Quería darle un contexto a esa obra y escribí también Villa, que trata de qué hacer hoy con Villa Grimaldi. Las obras se conectan porque Bachelet estuvo detenida en Villa Grimaldi. Fue torturada, y ahora nos enteramos - hace un par de semanas - que fue interrogada personalmente por Manuel Contreras.


¿Cometió muchos errores la Concertación?

- El gobierno de la Concertación estaba amarrado por el sistema binominal, donde la derecha tenía una representación desproporcional en el Congreso y era difícil hacer cambios. Pero la Concertación se fue acomodando y se fue acostumbrando a esa idea y perdió toda capacidad a cambiar el sistema. Por eso surgió un movimiento social que ahora sí está cambiando todo. Es interesante ver que va a pasar ahora con Bachelet, con esta segunda oportunidad que nunca existe. Cambió ella, cambió el país, cambió la Concertación. Puede ser que se convierta en un gran fracaso, pero tal vez ella logre darle un sentido a la protesta popular y transformarse en la presidenta progresista que parece ser.


¿Cuál es el mensaje que quieres dar con la obra?

- La obra obliga al espectador a elaborar su propia respuesta a esa pregunta. Pretende comenzar una discusión acerca de cómo recordar la historia, como enfrentarse al problema de la violencia en Chile...como…como podemos convertir el dolor en historia. Son ideas que a mí me cuesta responder, entonces lo pongo sobre el escenario. Y el escenario es complicado, porque no siempre entrega respuestas claras. Por otra parte hay gente que tiene opiniones muy fuertes respecto a Bachelet…


A mí, por ejemplo, me molestan mucho los comentarios claramente sexistas en contra de ella, sobre todo viniendo de hombres de izquierda…

- Ese es uno de los temas que tratamos en la obra. Por ejemplo, cuando le dicen "gordis", atacan su cuerpo, además es un comentario descalificador porque "gordis" es una especie de ridiculización. Le dicen "Gorda: no eres capaz de controlar tu cuerpo, por eso engordaste, no eres ni siquiera atractiva como mujer". Y están atacando su cuerpo, el mismo cuerpo que fuera torturado. Entonces, hay cosas que se tratan muy superficialmente respecto a Bachelet. Nosotros queremos pensar más profundamente en la gravedad de esos insultos que parecen no hacer daño pero que en realidad tienen una significación mucho mayor.


Aquí concluyo la entrevista con Guillermo Calderón, su presencia se requiere en el gran escenario de Södra Teatern donde Francisca Lewin, Carla Romero y Macarena Zamudio se preparan para ofrecernos una actuación magistral.

 

 

Nota relacionada:

Se estrena en Estocolmo Villa + Discurso

 


Katerina Choul
Teatro Playa

 

La compañía fue fundada para la creación de la obra Villa + Discurso.
Luego de su estreno en Santiago de Chile, en diversos espacios de represión y ex centros de tortura, en el marco del Festival Santiago a Mil  2011, se estrena mundialmente en Lisboa.

Luego fue invitada a diversos Festivales internacionales tales como Sao Paulo, Rio Preto, Belo Horizonte y Brasilia (Brasil),   Montevideo (Uruguay), el FIBA (Festival Internacional de Buenos Aires) Argentina, y a numerosas ciudades de Europa, incluyendo el Festival Iberoamericano de Teatro de Cádiz,  Les Translatines Festival en Bayona (Francia),  Düsseldorf (Alemania),  Viena (Austria), y próximamente en el reconocido Festival Internacional de Edimburgo (Escocia).


Elenco artístico:

Francisca Lewin (1980), actriz.
Carla Romero Martínez (1980), actriz.
Macarena Zamudio (1980), actriz.

María Fernanda Videla Urra (1986), diseñadora integral.
María Paz González (1985), productora y asistente de dirección.
Guillermo Calderón (1971). Dramaturgo, director y profesor de actuación chileno. Se tituló en Artes mención Actuación Teatral en  la Universidad de Chile y estudió en el Dell’Arte School de Physical Theater en California y en La Scuola Interna-zionale dell’ Attore Comico en Italia. Completó un Master of Arts en Estudios de Cine en la City University of New York en Estados Unidos y ha desarrollado una vasta carrera como profesor de teatro.

Calderón escribió y dirigió Neva, Diciembre y Clase, obras que han tenido gran acogida del público y la crítica. Sus producciones se han presentado en más de veinticinco países y han obtenido diversos premios.  Con éste su último montaje, Villa + Discurso ha sido invitado a una decena de festivales internacionales de Latino-américa y Europa.

El pasado abril estrenó Beben en Dusseldorf, Alemania en el Teatro de Schauspielhaus, proyecto que fue invitado a dirigir. En febrero próximo comenzará a montar Neva en Nueva York con un elenco local.

 

Más información:

La obra es en Español con subtitulos en sueco. Es pensada para un público mixto, en especial para gente de la segunda generación.

Venta de entradas:

Para comprar entradas para el 17 de octubre en Södra Teatern hay que llamar al número de la caja de Sodra Teatern: 08-531 99 490 que está abierta entre las 12-18 horas, o comprarlas por webb http://www.sodrateatern.com/villatalet

Para ir a ver la obra de Hallunda el 16/10 en Hallunda se reservan a bokateater.botkyrka@telia.co eller fono: 070 624 2358

 

 

 

 

 


 

 


   
 
 
 
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