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Carl Bildt
El Ministro del Exterior sueco, Carl Bildt. Foto: Marisol Aliaga.
 

19 de septiembre de 2011 |CULTURA

La advertencia etíope

Ayer se confirmó que Martin Schibbye y Johan Persson viajaron a Etiopía para investigar a Lundin Petroleum. Carl Bildt tiene toda la razón para ocultar lo que ocurre, escribe la autora Kerstin Lundell.

Fuente: Dagens Nyheter/Sección cultural/ 13-09-2011. Traducción: Magazín Latino

En Jijiga, la capital de la región sureste de Etiopía, en la región somalí, hacía un calor sofocante cuando me bajé en la gravilla de la pista de aterrizaje del pequeño aeropuerto. En la región vive una de las minorías étnicas más desamparadas, del país pobre. Aquí no viene ningún turista. Probablemente yo tampoco habría viajado allí si hubiese sabido cómo le iría a Martin Schibbye y Johan Persson cuando visitaran la misma región, tres años más tarde.

Cuando caminé por la pista de aterrizaje traté de hacerme invisible ya que sabía que aquí era una enemiga del Estado. Quería ver con mis propios ojos la provincia donde la empresa petrolera sueca Lundin Petroleum buscaba petróleo y gas y según mis fuentes podría estar vinculada con graves abusos a la población local. Estaba a punto de reunir material para un libro sobre la actividad de la empresa en África, principalmente en Etiopía y el sur de Sudán.

Según testimonios y un creciente número de informes, entre ellos documentos de Wikileaks, los abusos que todavía continúan, forman parte de la guerra de los militares etíopes contra el movimiento rebelde. ONLF, el Frente de Liberación Nacional de Ogaden, amenaza la actividad petrolera y el gobierno calcula que la población local apoya a los rebeldes. Personas comunes y corrientes, totalmente pacíficas son encarceladas, torturadas, violadas y asesinadas porque a los militares se les ha ocurrido que podrían dañar las actividades de las empresas spetroleras. Lundin Petroleun ya no está allí, su actividad ha sido asumida por África Oil. Pero incluso esta empresa pertenece a la esfera Lundin así que el área sigue siendo interesante desde una perspectiva sueca.

En el año 2008 cuando yo viajé a Etiopía, el gobierno quería, al igual que ahora, impedir que periodistas investigadores revelaran lo que ocurría. Cuando yo llegué a Jijiga traté por lo tanto de verme como trabajadora humanitaria para poder mezclarme con el medio. No llevaba nada que pudiera indicar actividad periodística. Si hubiera querido viajar más adentro en el área, para ver los campos petroleros me habría visto obligada a emplear a ONLF como una especie de agencia de viajes. Solo los rebeldes pueden ayudar a periodistas a pasar el control de las fuerzas de seguridad militar etíopes. Justamente lo que planificaron Martin Schibbye y Johan Persson, lo pensé hacer yo.

Si hubiera viajado con los rebeldes quizás habría visto con mis propios ojos las aldeas quemada y quizás un convoy con trabajadores y militares, como tantas veces escuché. Aunque ver un convoy a veces significa la muerte, pues los militares disparan a todo lo que se mueve a través del camino, según escuché. Así que dije no al ofrecimiento de hacer ese viaje.

Después que regresé a casa de ese viaje me encontré con una mujer que había visto uno de los convoyes y sobrevivido. Ella me contó de un jeep con las ventanas abiertas. Dentro del vehículo vio un grupo de hombres de apariencia occidental que miraban el acribillamiento de civiles. Otra mujer contó cómo fue violada afuera del campamento. Allí hacen escala los trabajadores del petróleo antes de su viaje a las vastas reservas petróleo y gas y ahí también almacenan el equipo necesario. Es por eso que el campamento es vigilado por militares, justamente los militares que según un gran número de reportes se dedican a violaciones masivas. La mujer joven víctima de los militares pidió ayuda a algunos hombres de apariencia occidental, que supuso trabajaban para alguna empresa petrolera. Pero no la ayudaron, por el contrario miraron el abuso riendo.

Pienso que la dificultad con sacar a Martin Schibbye y Johan Persson de la cárcel etíope tiene que ver con esto. Las empresas petroleras, incluso Lundin Petroleum y Africa Oil, tienen mucho que esconder. Si los abusos en la región son revelados, esto también afectará a las empresas. Y probablemente son los abusos que los dos periodistas suecos quieren descubrir, al igual que todos los otros periodistas que también han pensado hacer el viaje con ONLF.

Es aquí donde el Ministro de Relaciones Exteriores entra en escena. Cuando se discutía sobre inversiones en la región somalí, Carl Bildt estaba en la dirección de la empresa, responsable de las normas éticas, según su propia información. Entonces, ¿qué dijo Carl Bildt cuando las advertencias de derramamiento de sangre y los riesgos para la población local fueron sacados al tapete? ¿Y por qué siguió en la dirección mientras se realizaban negociaciones sobre el riesgoso contrato? Un consultor de seguridad empleado por la empresa había aconsejado abstenerse de la inversión tomando en consideración el riesgo de violencia. Rebeldes y otros de Ogaden también contactaron a la empresa antes de que el contrato se firmara. Había muchas fuertes advertencias.

Que Carl Bildt por eso tenga razones para esconder lo que ocurre en Ogaden, puede ser una explicación del por qué los periodistas todavía están encarcelados. El gobierno etíope sabe que él no hará grandes esfuerzos para que el asunto sea llevado al más alto nivel político. En sus declaraciones él ha hecho aparecer a los dos periodistas como personas que no merecen apoyo y que bien pueden permanecer en la cárcel un tiempo y reflexionar sobre sus errores. Si nadie presiona al gobierno de Etiopía el riesgo es grande que los dos sean obligados a pasar mucho tiempo en la cárcel.

Si los dos fuesen de otro país las chances de que ya estuvieran en libertad habrían sido mayores. El norteamericano Jeffrey Gettleman, del New York Times fue solo unos días preso de los etíopes, por ejemplo. Cuando viajé a Jijiga, no me podía imaginar que yo arriesgaba meses y quizás años de cárcel.

Ahora Martin Schibbye y Johan Persson son los trofeos del gobierno etíope en la lucha en contra de los periodistas investigadores del mundo. Los dos están allí en su celda como una viviente advertencia. Quizás no tienen nada que ver con Lundin Petroleum. Pero el enfoque en la diplomacia silenciosa considerando que Carl Bildt ni siquiera le comunica a sus funcionarios lo que está haciendo, hace que las preguntas sobre lo que ocurre son demasiadas y preocupantes.

Kerstin Lundell

Kerstin Lundell es escritora y ganadora del premio Guldspade 2010 por su libro "Negocios en sangre i petróleo. Lundin Petroleum en África".


Periodistas
Los dos periodistas suecos acusados de terrorismo en Etiopía, Martin Schibbye y Johan Persson.



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